Hoy hemos tenido la oportunidad de poner nuestras manos por primera vez durante un brevísimo periodo de tiempo sobre el buque insignia del programa eléctrico de Renault, el Fluence ZE, una berlina que puede cumplir las exigencias de lo que piensan que un coche debe tener un determinado tamaño, independientemente de su filosofía, en este caso, con 185 kilómetros de media, esto significa, la ciudad.
El aspecto del Fluence es eso, el de un coche que puede pasar totalmente desapercibido en nuestras calles, algo que puede gustar a algunos y no tanto a otros, que tal vez prefieran diferenciarse con modelos como el Leaf.
Su interior es amplio para cuatro pasajeros y los materiales son los habituales de la marca del rombo, plásticos duros y blandos a partes iguales, con unos asientos que combinan piel y tela.El salpicadero por su parte, tampoco muestra signos de cambios de la versión con motor de combustión, y solamente el logotipo ZE y los datos del ordenador de abordo, consumo, autonomía…desvelan su interior eléctrico.
Las plazas traseras son amplias, aunque no demasiado anchas, por lo que cinco adultos podrán realizar recorrido cortos, pero se pueden encontrar algo incómodos en las largas distancias. Llama la atención la caída del techo en la parte trasera, que provoca las primeras veces que uno se choque con la cabeza contra el techo al entrar y al salir.
De la línea, decir que el Fluence original es un coche 13 centímetros más corto, una diferencia que se ha aprovechado para dar alojamiento a la batería y a pesar de ello, esta se ha comido medio maletero, pasando de los generosos 530 a unos exiguos 317 litros, casi la mitad. Uno de los efectos de este alargamiento, es el efecto del trasero, que da la impresión de estar algo descompensado con el resto del coche, algo desproporcionado, un detalle que no se aprecia correctamente en las fotos, pero se ve claramente en vivo.
La conducción del Fluence es toda una experiencia, una aceleración muy alegre, que por las características del circuito urbano, no hemos podido disfrutar al máximo. Cuenta con una conducción igualmente dinámica, dando la sensación de estar conduciendo un coche de menor peso y tamaño, con una dirección algo blanda que no nos proporciona una precisión muy elevada, algo por otro lado habitual en este tipo de coches.
El freno regenerativo, al contrario que el Leaf, no actua con el freno, algo que no sabemos si es debido a que se trataba de un modelo de pre-serie o será una característica del modelo definitivo, ya que en lugar re regenerar en el pedal, recuperaba energía al soltar el acelerador, un sistema que tiene sus detractores y sus defensores a partes iguales.
Por desgracia, la prueba ha sido una sencilla toma de contacto por las calles de Valladolid y esperamos poder realizar en próxima fechas una prueba más en profundidad, pero se trata de una primera impresión con la que estamos seguros que el Fluence, por características técnicas, por estética y por precio, será un super ventas, sobre todo dentro de las flotas de empresas e incluso de las de alquiler, pero que podría encontrar problemas en el mercado particular, ya se trata de un modelo ligeramente contradictorio consigo mismo, ya que la pregunta que nos hacemos es ¿para que queremos un coche de 4,74 metros de largo, que utilizaré fundamentalmente en entornos urbanos, donde el espacio no es precisamente excesivo?
La fecha de lanzamiento está fijada para el 9 de diciembre, será ese momento en el que podremos comprobar si la gente dejará de lado los puntos negativos del Fluence y se dejará atrapar por una imagen irresistible, unas prestaciones más que interesantes, aunque mejorables y un precio de salida, 19.960 euros, que apenas difiere de la versión gasolina.
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