Este pasado mes hemos visto la fuerte dependencia de las ventas de coches eléctricos de los incentivos públicos. Sin estos, los compradores no se muestran tan eufóricos con una tecnología que todavía tiene mucho camino por delante.
Pero hay lugares donde el tiempo corre más rápido. Es el caso de China, donde los terribles problemas de contaminación no hacen más que empeorar con la incorporación cada año de miles de coches a sus carreteras. Para intentar mitigarlo, el gobierno además de limitar el número de matriculaciones en las grandes ciudades, ha puesto en marcha un agresivo plan de incentivos para la adquisición de coches eléctricos.
Una de las ciudades más castigadas por la contaminación es la capital, Pekin. En la megalópolis china, el gobierno local ha impuesto un máximo anual de 40.000 matriculaciones. Unas matriculaciones que son asignadas mediante un sorteo. El objetivo es desincentivar la compra de coches por parte de los particulares.
Pero además, el segundo objetivo es lograr que al menos la mitad de estos sean eléctricos. Para ello, se han movilizado importantes sumas de dinero para hacer más atractivos a estos modelos, cuyos compradores podrán acceder a unas ayudas de hasta 11.000 euros por unidad para los modelos con más de 150 kilómetros de autonomía. Unas ayudas de las que curiosamente el Tesla Model S no podrá beneficiarse, ya que estos incentivos se centran en los modelos fabricados en suelo chino, una idea de la que deberíamos tomar nota en Europa.
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Ahora la pregunta es si será suficiente para convencer al comprar chino de que los eléctricos son una buena alternativa. Un mercado que a pesar de su tamaño, apenas ha logrado poner en la carretera 40.000 unidades el pasado año, pero que amenaza con hacer saltar la banca en cualquier momento.
Vía | Techweb
