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Las primeras estaciones de repostaje de hidrógeno suponen un esfuerzo épico para sus responsables

A principios de este año se ponía en marcha una de las estaciones de repostaje de hidrógeno más importantes del mundo. Esta se localiza en uno de los puntos calientes de la tecnología, California, algo que no ha evitado que su puesta en funcionamiento haya sido de lo más complicado.

La estación de Cal State, en Los Ángeles, es un ejemplo de las dificultades que tendrá el coche a hidrógeno para convertirse en una opción popular entre los particulares. Una estación creada con la capacidad para atender a entre 15 y 20 coches cada día, pero que en la realidad los continuos problemas técnicos han limitado mucho su servicio.

Un servicio que por otro lado los responsables admiten está muy por debajo de sus capacidades reales. Una limitación provocada no sólo por los problemas técnicos, si no sobre todo por la ausencia de una demanda real ante la poca demanda de este tipo de coches y la baja producción, lo que hace que la estación funcione sólo al 15% de su capacidad.

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El gerente de operaciones técnicas de la estación de Cal State, Michael Dray, indica que mantener la estación en marcha supone un esfuerzo titánico, y lograr un correcto funcionamiento ha sido todo un desafío. Son según el técnico americano, unas estaciones delicadas y muy complicadas que de vez en cuando se cuelgan sin motivo aparente, tal como lo puede hacer un ordenador.

Problemas con el software, con el hadware, y todo sin un personal cualificado en el lugar para poner de nuevo en marcha la estación después de un fallo lo que eterniza cualquier operación. También destacan la poca disponibilidad de ingenieros y contratistas para poner en marcha nuevas estaciones, lo que ralentizará hasta el extremo su expansión.

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Según Dray:

«Los conductores se frustran, ya que unas veces la estación está cerrada, otras veces simplemente estropeada y no encuentran un lugar donde poder repostar sus depósitos, y todo en una ciudad como Los Ángeles donde el tráfico por momentos es muy complicado y llegar a otra estación puede ser muy difícil»

Está claro que esta primera generación de hidrogeneras tendrán que servir a los desarrolladores como base de aprendizaje. El principal problema es que lo están haciendo al mismo tiempo que ponen en la calle los primeros coches a nivel comercial, cuyos propietarios serán los portavoces de las buenas o las malas noticias de su experiencia de conducción.

Vía | Hybridcars

 

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