En los últimos meses hemos visto como diferentes ciudades en todo el mundo se han puesto en pié de guerra contra aplicaciones como UBER. Sistemas que proponen servicios de taxi, pero sin los gastos ni los cotes que los sistemas tradicionales tienen.
Esto supone una competencia que en muchos lugares han combatido con más o menos fuerza, pero que en otros han visto como la lucha ha sido imposible. Es el caso de Montreal, en Canadá. Allí no sólo tienen a UBER campando a sus anchas por sus calles, también existe otro sistema que se hace llamat Lyft.
Para luchar contra estos, un empresario local ha puesto en marcha una iniciativa que pretende poner en las calles de la ciudad canadiense un total de 2.000 taxis eléctricos antes de 2019. Unos modelos dotados de un coste operativo muy inferior a los coches con motor de combustión, y que permitirán a los profesionales poder competir de tu a tu con UBER.
En total esta empresa invertirá 138 millones de euros en actualizar su flota de taxis, añadiendo modelos eléctricos, e incorporando otros servicios de valor añadido como Wifi gratuito para sus clientes. El objetivo, reducir costes y atraer al cliente con un mejor servicio.
Una estrategia que han puesto en marcha en lugares tan variados como Amsterdam, donde 167 Tesla Model S se ha incorporado este año a la empresa de taxis del aeropuerto de la capital holandesa. También vemos casos como Londres, Sao Paulo, y las españolas Valencia, Madrid, Barcelona, Valladolid…
Un interesante proyecto que nos muestra que además de luchar desde los despachos, se puede competir contra los sistemas de economía colaborativa reduciendo los costes operativos, y sobre todo trasladando al cliente parte de esa mejora económica.
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Vía | Journaldemontreal
