Puede resultar algo chocante que un fabricante americano pida ayuda a su gobierno para fabricar fuera de sus fronteras. Pero tiene su explicación.
La cuestión es que China cuenta con unas leyes de protección que requieren que si un fabricante extranjero quiere instalarse y fabricar en su mercado, deberá hacerlo mediante una empresa conjunta con un socio chino. Un requisito que desde Tesla se ha indicado que es injusto, ya que los fabricantes chinos pueden instalarse fuera de sus fronteras sin ese requisito.
Esto provoca que los constructores occidentales tengan que compartir muchos de sus secretos con los chinos, que no son famosos por mantener los secretos industriales a buen recaudo. Sobre todo los secretos de otros. A pesar de lo cual, casi todos los grandes fabricantes han pasado por el aro, como General Motors, Ford, Toyota o Volkswagen.
Es por eso que Tesla, que se ha caracterizado por romper con lo establecido en la industria, ha pedido al gobierno de Obama que medie con el gobierno chino durante su próxima reunión el próximo mes de octubre, para lograr que los fabricantes extranjeros puedan fabricar sin necesidad de asociarse con socios chinos.
Detrás de todo esto están unos márgenes de beneficio que se diluyen por culpa de los costes de envío y los aranceles que deben pagar los coches que entran en China. Un jugoso mercado para Tesla, que está dando sus primeros pasos para lograr poner en marcha una fábrica en territorio chino en los próximos tres años que le permita disparar una capacidad de producción que es uno de los mayores retos a los que se tiene que enfrentar Tesla en los próximos años.
Un decisión de la que dependerá en gran medida de que el gobierno comunista cambie su política proteccionista. ¿Imposible?. Desde Tesla se ha escuchado eso muchas veces.
Vía | WSJ
