El Oak Ridge National Laboratory (ORNL) ha recibido un premio por parte de la revista R&D Magazine que ha destacado el desarrollo de un cargador inalámbrico para coches eléctricos.
Este nuevo cargador ha sido desarrollado en colaboración con Toyota y Cisco Systems. Este permite ofrecer una recarga de hasta 20 kW a un coche eléctrico sin necesidad de conectar ninguna toma física entre el coche y el cargador.
Entre los aspectos que se han destacado del mismo, está un nivel de eficiencia que llega al 90%. Una cifra que acerca los sistemas sin cables a los niveles de los puntos de recarga con toma física. Un paso adelante muy importante que permitirá expandir una tecnología con un enorme potencial en diferentes sectores.
El sistema de carga inalámbrica acelerada se basa en una arquitectura única que incluye un inversor diseñado por la propia ORNL, además de un transformador de aislamiento, y la electrónica y tecnologías de acoplamiento del lado del vehículo.[blocktext align=»center»]
La recarga inalámbrica y el coche autónomo. Dos sectores que crecerán de la mano en la próxima generación [/blocktext]
Según los responsables del proyecto: «Proporcionar la misma velocidad de recarga de un sistema con cable, con la comodidad de la carga inalámbrica podría aumentar la aceptación de los consumidores de los coches eléctricos. Además es un elemento clave para el desarrollo de vehículos autónomos. Los niveles de potencia más altos también son esenciales para alimentar vehículos de mayor tamaño, como camiones y autobuses.»
A esto se añaden aspectos como la mejor integración de las estaciones de recarga en entornos urbanos, así como su menor exposición a actos vandálicos y a las inclemencias meteorológicas. Situaciones ante las que los sistemas inalámbricos puedes ofrecer una solución a los actuales problemas.
Por supuesto quedan muchos retos por delante. El primero es lograr que toda la industria se ponga de acuerdo con los formatos y frecuencias a usar. Algo que evitaría el desastre de la guerra de formatos en la actual generación. También hay que poner de acuerdo a los propios fabricantes para que instalen, o al menos ofrezcan a los clientes esos sistemas de recarga sin cables en sus nuevos vehículos.
Por último está el precio. Poco importa el potencial del sistema, si supone un desembolso inalcanzable para el gran público. Una economía de escala que en algún momento tendrá que encontrar el punto crítico.
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Fuente | ORNL
