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Torotrack. Otra empresa suministradora que congela la investigación en sistemas de combustión, y acelera la de sistemas eléctricos

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Poco a poco vamos viendo como la transición hacía formas de movilidad más sostenibles se hacen más patentes. Y no sólo a nivel publicitario, sino también a nivel industrial y económico. El último ejemplo es el giro que ha dado la británica Torotrack.

Dedicada al desarrollo de soluciones que mejoran el consumo en los vehículos con motor de combustión, esta pequeña compañía con acuerdos con algunos de los principales desarrolladores, ha confirmado que abandona el proceso de desarrollo de su sistema de turbo-alimentación de motores, y centrará sus esfuerzos en los sistemas de propulsión eléctricos.

Esta decisión se ha tomado según los responsables de Torotrack, por la cada vez más estricta normativa de emisiones contaminantes de lugares como Europa. Unas nuevas reglas que reducen las posibilidades de mercado a soluciones convencionales. Algo que le ha animado a centrar sus esfuerzos en ofrecer productos que mejoren la eficiencia de los vehículos mediante la electricidad.[blocktext align=»center»]tesla-p85-motor-2Continental avisa de la pérdida importante de puestos de trabajo por la transición al coche eléctrico [/blocktext]

Es por eso que Torotrack centrará sus esfuerzos en la aplicación de volantes de inercia, KERS, que se instalarán en diferentes tipos de vehículos. Productos que en un primer momento tendrán como destino industriales pesados, como excavadoras, pero que en 2018 también llegarán al transporte por carretera.

Un cambio de rumbo que está teniendo un efecto negativo en las acciones de la empresa, que han cerrado el pasado lunes con una caída del 25%. Una señal de que la transición no será fácil para las empresas fuertemente enraizadas en el motor de combustión, y que ahora deben afrontar un nuevo escenario gracias a la puesta en marcha de las nuevas normativas sobre emisiones.

Podemos recordar las declaraciones de los responsables del gigante alemán Continental, que indicaba que la transición hacía el coche eléctrico era inevitable, y que debía ser afrontado de una forma rápida ante el riesgo de pérdida de competitividad frente a los suministradores asiáticos.

Y es que además de la competitividad, las empresas del sector tendrán que moverse en un mercado donde la cantidad de piezas de recambio necesarias, o la competencia por ofrecer soluciones para la reducción de emisiones, será mucho menor. Un nuevo escenario según Continental lleno de oportunidades, pero también lleno de nuevos retos para los que los desarrolladores europeos hace tiempo que tendrían que estar preparándose.

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Vía | LSE

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