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Hidrógeno líquido en lugar de queroseno para aviación

Si te preocupan las emisiones relacionadas con el transporte y tu compromiso va más allá de la carretera, mira hacia arriba. Encontrarás un gran contribuyente al cóctel de gases contaminantes, conocido como aviación civil. Esta veloz forma de viajar es responsable de aproximadamente el 2% del total de emisiones de carbono, un porcentaje que aumenta de modo alarmante si sólo computamos las emisiones atribuibles al transporte. Y lo que es más preocupante; se podría triplicar hacia mediados de siglo si el sector continúa creciendo como indican los pronósticos.

Encontrar alternativas al combustible fósil es también imperativo en aviación, como lo es en la tierra. Sin embargo, la altísima demanda energética de estos aparatos junto a las severas limitaciones de peso, complican todavía más el camino hacia un transporte aéreo sostenible. Si las baterías no son una opción, quizá una posibilidad sea reemplazar el queroseno con hidrógeno líquido. Es un concepto que propone un estudio realizado por la Universidad de Leiden, Países Bajos, liderado por el profesor de física Jo Hermans, y que persigue aumentar la eficiencia energética del transporte en todas sus modalidades.

A temperatura ambiente, el hidrógeno se encuentra en estado gaseoso, de modo que debe enfriarse para alcanzar su estado líquido. Hermans reconoce que esto complicaría la producción y almacenaje del hidrógeno. Como sería manipulado únicamente por profesionales, sugiere que los riesgos serían asumibles. Al fin y al cabo, todos los aeropuertos tienen infraestructura y experiencia con líquidos inflamables. Una gran ventaja es el peso específico del hidrógeno líquido, gozando de una mayor densidad energética que el combustible tradicional. Esto permitiría reducir el peso de las aeronaves, un aspecto crucial y con tremendo impacto en el consumo.

Desde luego, es una alternativa mucho más realista y factible que las baterías o pilas de combustible. Las turbinas seguirían quemando un líquido, con la ventaja de ser una combustión limpia. Aunque el hidrógeno se haya producido mediante fuentes no renovables, al menos daría un respiro a los ciudadanos que viven cerca de los aeropuertos. No hay que olvidar que el despegue, cuando los aviones están en tierra o a pocos metros del suelo, es la fase de mayor consumo y emisiones. Hermans explica que las bajas temperaturas en altitudes de crucero ayudarían a reducir las habituales pérdidas por evaporación, debidas al bajo punto de ebullición del hidrógeno.

Con los pies en la tierra, el profesor Hermans asegura que las baterías son el camino a seguir cuando se trata de automóviles. A pesar de que sus teorías han sido probadas en automoción, siendo BMW un claro ejemplo con su prototipo de serie 7 a hidrógeno, argumenta que los avances en baterías son más que suficientes para la implantación masiva de un transporte terrestre sostenible. Y no solo suficientes, también sugiere que son un sistema más práctico que los motores de hidrógeno -gaseoso o líquido- e incluso que los eléctricos alimentados mediante pila de combustible.

Via | Green Car Reports

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