La entrega lineal de potencia de los coches eléctricos les ha permitido hacerse con todos los titulares en las pruebas de aceleración. Pero su propuesta también puede ser aplicada a otras disciplinas donde hasta el momento apenas han tenido presencia, como los ralis de tierra.
El piloto finlandés Rauno Aaltonen ha tenido la oportunidad de poner a prueba al BMW i3 en este elemento tan extraño para el modelo alemán. Un circuito donde poder demostrar que además de acelerar rápido en el 0 a 100 km/h, los coches eléctricos también tienen potencial para proporcionar momentos de intensa diversión sobre esta superficie.
Y es que la suma de un bajo peso, 1.205 kilos para la versión de 33 kWh, y los 125 kW (170 CV) de potencia, con un par moto de 250 Nm disponibles desde cero revoluciones, hacen que el i3 pase de ser un urbano muy coqueto, a un verdadero coche de competición sobre la tierra.
El propio Rauno Aaltonen lo cataloga como un coche que parece tener 1.000 CV de potencia, y que es de lo más divertido y fácil conducir en estas condiciones. Algo que demuestra con unas cuantas vueltas al circuito donde deja claro que el talento el volante no se pierde con el paso de los años.
Es evidente que la prueba no es muy exigente, pero pone sobre la mesa que además de carreras en circuitos urbanos, los coches eléctricos también pueden empezar a asomarse a otras categorías más exigentes. Con un poco de preparación, los sistemas eléctricos ya permiten cubrir tramos exigentes en campeonatos como el de ralis.
Puede que el próximo objetivo de los motores eléctricos.
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