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Investigan una carretera que se repara sola, y que además puede recargar las baterías de los coches eléctricos

Desde la universidad holandesa de Delft nos llega uno de esos proyectos que prometen solventar dos grandes problemas de un golpe. Tanto la reparación de las carreteras, como la recarga de las baterías de los coches eléctricos.

El profesor Erik Schlangen encabeza un proyecto de investigación que propone la creación de un asfalto dotado de una bacteria y unas microfibras, que son capaces de detectar cuando la carretera sufre algún desperfecto, y repararla de forma automática. El sueño húmedo de los responsables del presupuesto de los diferentes gobiernos que cada año se gastan cientos o miles de millones reparando sus vías.

Pero para nosotros sin duda la parte más interesante es que estas microfibras serán capaces de llevar electricidad, y de esa forma cuando el coche está parado en las intersecciones, podrá ofrecer una recarga a las baterías del vehículo. En este caso, el sueño de todos los conductores de un coche eléctrico.

En estos momentos desde el equipo se ha indicado que están listos para comenzar las primeras pruebas reales de este desarrollo. Ahora es cuestión de encontrar a alguna ciudad que quiera participar en la primera fase de este proyecto, y hacerse cargo de los costes.

Lo mejor de todo es que según los responsables del proyecto, el coste de este tipo de asfalto sería apenas un 25% más que los sistemas actuales. Sin duda un regalo si hablamos de una carretera que se arreglará sola y que según sus desarrolladores, tendrá una duración del doble que un sistema convencional.

Por supuesto a pesar de que sobre el papel parece perfecto, en la práctica esta idea tendrá que enfrentarse a la realidad. Además de mostrar el resultado fuera de un laboratorio, aspectos como el de la recarga muestran más retos a superar de lo que en un primer momento podemos pensar.

El primero y más evidente, es que los coches tendrán que contar con un sistema de recarga por inducción, y además compatible con este sistema. El segundo es alimentar esta recarga, y el tercero y más importante, encontrar alguna empresa que quiera explotar un formato que supondrá usar terreno público, y que muy pocos coches podrán utilizar en un primer momento.

El potencial más que colocar tramos en carreteras abiertas, por donde los coches apenas estarán segundos, sería usar este compuesto en las zonas habilitadas para la recarga, y al igual que sucede con los sistemas por inducción actuales, reducir el posible impacto de actos de vandalismo o de las condiciones climatologícas.

Pero como proyecto de futuro suena de lo más interesante. Mucho más que por ejemplo, la carreteras solares, que han demostrado ser una idea con más contras que pros, pero que no ha impedido que se hayan invertido varios millones de euros en los primeros tramos de pruebas.

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Vía |  The Verge

 

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