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Scotland Yard inicia la transformación de su flota mediante la compra de coches eléctricos

La Policía Metropolitana de Londres, más conocida por su denominación inglesa Scotland Yard, ha confirmado el inicio de un ambicioso plan de sustitución de su flota de vehículos. Una nueva era donde los motores diésel y gasolina dejarán paso a sistemas eléctricos.

De esa forma la actual flota de la policía londinense, que consta de 4.000 vehículos en total, incluyendo coches, furgonetas y motos, empezará un proceso de renovación donde ya no se comprarán más modelos con motor de combustión interna, y se adaptarán sistemas eléctricos en sus diferentes variantes.

El ambicioso proyecto, que tendrá un presupuesto de 21 millones de libras, contempla la compra de 700 coches eléctricos, entre los que habrá modelos a batería, híbridos enchufables, y también coches a hidrógeno. A estos se añadirán también furgonetas destinadas a labores de investigación en el lugar del crimen, vehículos para labores de protección de personas como la familia real, y también motos eléctricas para las zonas más céntricas.

El objetivo es que para el próximo año la flota de coches cuente con al menos un 50% de modelos dotados de un sistema eléctrico. Una inversión que además incluirá las infraestructuras de recarga.

De momento no se ha realizado el proceso de selección de los vehículos, y desde la agencia se ha indicado simplemente que entre otros están en conversaciones con marcas como Nissan, Renault, Ford, BMW y Volkswagen. El jefe de la policía, Bernard Hogan-Howe, incluso ha admitido conversaciones con el propio Elon Musk para estudiar la posibilidad de usar modelos de Tesla para los vehículos de respuesta rápida.

Para ir comprobando la adaptación de los agentes a esta nueva tecnología, Scotland Yard ha estado realizando una serie de pruebas con modelos como el BMW i3. La versión con extensor de autonomía que según los responsables del departamento, han sido recibidos de una forma muy positiva por los agentes, que han destacado su bajo nivel de ruido, y su rápida aceleración.

La cuestión es que la ciudad de Londres tiene un grave problema con la contaminación del aire, provocada en gran medida por culpa del transporte. Desde la policía se quiere aportar una solución con la adopción de formas de movilidad más sostenible, y de paso servir como ejemplo para el resto de administraciones y particulares de que incluso en usos tan intensos como son las labores policiales, los coches eléctricos están preparados para tomar el relevo de los motores diésel.

En algún momento tendrá que comenzar la transición hacia formas más limpias de transporte, y para Scotland Yard esa transición ya ha comenzado. Y es que a las menores tasas de contaminación, hay que añadir el enorme ahorro en costes operativos para este tipo de flotas. Una fuerte inversión inicial que se recuperará con el ahorro en carburantes y mantenimientos.

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Vía | ES

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