De forma paulatina las ciudades están comenzando una lucha para tratar de reducir el enorme impacto que las emisiones de los motores de combustión interna provocan en el centro de las ciudades. Después de las medidas de localidades como Madrid, ahora le ha tocado el turno a Barcelona.
El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha aprobado este martes el «Programa Metropolitano de medidas contra la contaminación atmosférica» que contempla 33 acciones específicas en movilidad y medio ambiente. Sin duda la más llamativa es que supondrá la puesta en marcha de una serie de restricciones de cara a la expulsión de las rondas y el centro de la ciudad de los vehículos más contaminantes.
De momento esta medida afectará a los coches que no tengan una distinción por parte de la DGT (Grupo A, matriculados antes del año 2000 para los gasolina, y 2006 para los diésel) y se aplicará a partir de este año únicamente en días de alto episodio de contaminación por dióxido de nitrógeno o micro-partículas. Algo que supondrá en la práctica una puesta en acción muy limitada en días a lo largo del otoño e invierno.
La nueva normativa supondrá la creación de zonas de bajas emisiones (ZBE), similares a las puestas en marcha por ciudades como Londres. Espacios donde los vehículos tendrán que adaptarse a las nuevas normas. Una medida que según el ayuntamiento de Barcelona, afectará a menos del 50% de los coches matriculados en toda la ciudad.
Eso si, incluso en los días donde se ponga en funcionamiento estas medidas de restricción, los coches más contaminantes podrán seguir entrando en la ciudad por la madrugada. Algo que permitirá realizar su trabajo a aquellas empresas que realicen actividades como el reparto durante la madrugada. De lo que no han informado todavía son las multas que tendrán que afrontar los infractores.
Pero lo más importante es que estas medidas no son más que el anticipo de nuevas reglas mucho más restrictivas. Según el ayuntamiento, en 2020 la prohibición para los coches más contaminantes será permanente. Un aviso con tiempo para que empresas y particulares que se muevan en coches especialmente contaminantes se preparen para el cambio.
Un periodo para muchos demasiado amplio, que permitirá durante más de 2 años a los coches más peligrosos para la salud seguir moviéndose con plena libertad por las zonas más sensibles de la ciudad de Barcelona. Algo que suponemos tendrá que ver con la idea de ir concienciando a la gente de una forma lo menos traumática posible.
Unas medidas que esperamos se acompañen de un ambicioso plan para la transformación de la flota pública de transporte, dejando atrás los pequeños programas de pruebas, y pasando a unas acciones mucho más ambiciosas y agresivas que permitan sacar de las calles a los contaminantes autobuses diésel, y sustituirlos por modelos eléctricos.
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Fuente | Barcelona
