Durante el pasado ePrix de la Fórmula E disputado en Berlín, el director ejecutivo de Jaguar-Land Rover, Hanno Kirner, ha confirmado los planes del fabricante propiedad del grupo Tata de expandir sus propuestas en el sector de los coches híbridos y eléctricos de forma intensa.
De esa forma el proyecto comenzará en 2018 con el lanzamiento del encargado de inaugurar esta nueva etapa, el Jaguar i-Pace. Un todocamino eléctrico que será seguido de más propuestas. El jefe del fabricante ha indicado que para 2020 el 50% de toda su gama contará con al menos una versión eléctrica, incluyendo tanto eléctricos puros, como híbridos.
Pero sin duda lo más llamativo es que apenas cinco años después, la mayor parte de la gama de Jaguar tendrá entre sus diferentes configuraciones las tres opciones, sistema de combustión, híbrida y eléctrica. Sin duda un movimiento muy ambicioso para una marca que de momento tiene su casillero de híbridos y eléctricos a cero.
Una de las ventajas que tiene Jaguar para lograr conseguir este objetivo, es su situación en un segmento alto de la oferta. Un espacio donde el precio no es tan importante como en otros tan populares, lo que le proporcionará algo de flexibilidad. También el contar con una gama relativamente pequeña, 11 modelos diferentes, que se pueden comprar con los 20 que tienen marcas como BMW, Mercedes o Volvo.
Una estrategia que supondrá la sustitución de modelos actuales, que serán cambiados por nuevas propuestas capaces de albergar un amplio abanico de sistemas de propulsión. Algo de lo que ya se ha hablado anteriormente. Según Jaguar, la plataforma del i-Pace será una base flexible que podrá ser adaptada a otros modelos. Una posibilidad que tiene su razón de ser en el elevado coste del desarrollo de un modelo eléctrico, que el presidente de Jaguar ha estimado en unas 2.5 veces respecto a un modelo convencional.
Pero para lograr aprovechar este movimiento, se hace necesaria una economía de escala lo suficientemente robusta como para justificar la inversión y la apuesta en un reducido número de plataformas. Algo que está detrás del movimiento de electrificar la gama en 2025.
Tampoco olvidar la cuestión de las emisiones, que a partir de 2020 endurecerá sus requisitos ya no sólo en Europa, sino antes incluso en mercados como el chino. Algo que anima a los fabricantes que hasta ahora no han dado pasos en la electrificación de su gama, a dar saltos adelante si no quieren verse en graves problemas.
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