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BMW confirma que abandonará el sistema de venta exclusiva de la familia «i»

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Cuando en 2013 comenzaron las ventas de la familia i, BMW diseñó una estrategia llamativa y diferente. El objetivo era diferenciar a los modelos eléctricos tanto con el diseño, como con la puesta en marcha de un nombre propio, y también separando físicamente a estos de los modelos convencionales en las concesiones. Unos concesionarios que debían cumplir con unos requisitos, y que supondría que sólo unos pocos seleccionados podrían ofrecer el servicio.

El resultado ha sido un problema para los propios establecimientos, que se han visto obligados a atender las demandas de pruebas y ventas en amplias zonas de su región. Algo complejo de realizar que supone el desplazamiento muchas veces a cientos de kilómetros de un coche que en su primera generación apenas llegaba a los 150 kms de autonomía reales.

Pero también ha resultado un problema para la propia marca. En su obsesión por separar a los eléctricos de los convencionales, ha perdido la oportunidad de que el público asocie a BMW con las nuevas formas de movilidad. Un cordón de seguridad que finalmente se ha vuelto contra la propia marca.

A la vista de los malos resultados, BMW ha confirmado que a partir de septiembre de 2018 dará por finalizado el sistema de concesiones «i» pasando a una donde cualquier tienda podrá vender y dar servicio técnico a los modelos eléctricos.

Esto además supone un anticipo de los cambios que están por llegar. Y es que en menos de dos años desembarcará el segundo coche eléctrico de BMW, y no será in «i» sino que será un Mini. Y luego lo hará otro que tampoco se enmarca en la familia, la versión eléctrica del X3.

Un paso lógico que abre una nueva era en una BMW que tendrá que quitar el freno de mano y comenzar a apostar con más intensidad por el sector del coche eléctrico. No sólo ya por una cuestión de imagen, sino también por una cuestión de ventas con la vista puesta en la entrada de las nuevas normas de emisiones. Unos objetivos que la dinámica del sector, con la fuerte expansión de los todocaminos, ha puesto un poco más difícil de lograr a marcas como BMW.

Y es que no son pocos los que se preguntan que habría pasado si en lugar del i3, BMW hubiese lanzado un Serie 2 o un Serie 3 eléctrico en 2013, dotado de un cuerpo de fibra de carbono y una batería de 30 o 40 kWh, actualizable ahora por una de 50 o 60 kWh.

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Vía | KFZ (alemán)

 

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