Desde su lanzamiento en 2013, el primer coche eléctrico de BMW, el i3, ha logrado convertirse en una de las referencias del sector. Su diseño llamativo, su propuesta mezclando bajo peso y elevada potencia, se han situado como un coche eléctrico muy eficiente y a la vez muy divertido de conducir. Algo que junto con la actualización de su batería, le ha permitido mantener una línea de ventas ascendente con el paso de los años.
En su primer año completo, 2014, el BMW i3 logró entregar 8.810 unidades en Europa. Una cifra que creció hasta las 11.820 unidades en 2015, que de nuevo aumentaron hasta las 15.060 unidades en 2016 (26.631 entregas a nivel global). Este año a pesar del paso del tiempo, el i3 ha logrado hasta el mes de julio matricular 11.501 unidades, lo que salvo sorpresa le permitirá de nuevo mejorar el ejercicio anterior.
Y todo a las puertas de la llegada de una nueva versión que cuenta con pequeños cambios estéticos, y sobre todo destaca por su nueva versión i3S, que añade un poco más de potencia a la ya de por si picante propuesta de BMW.
Esto ha permitido al BMW i3 lograr alcanzar las 100.000 unidades entregadas desde su lanzamiento. Algo que le coloca en el grupo de cabeza de los pocos fabricantes que han logrado superar esa cifra con un modelo eléctrico en Europa.
Un modelo que ha llegado a un ritmo de producción de 120 unidades al día en una planta de Leipzig donde se han invertido 400 millones de euros, y creado gracias a las versiones eléctricas más de 800 nuevos puestos de trabajo. Y que sobre todo ha servido de catalizador de un programa de coches eléctricos dentro de BMW que esperan llegue a 25 nuevas propuestas para el año 2025.
Y no sólo en el mundo del automóvil. La influencia del i3 ha llegado incluso al sector eléctrico, y es que BMW ha realizado diferentes iniciativas para explorar la reutilización de baterías procedentes de sus coches eléctricos, que son usadas como almacenamiento estacionario.
Esta iniciativa, llamada Battery2ndLife, ha supuesto el uso de 500 baterías procedentes de los coches eléctricos de BMW, que se alimentan de un parque eólico instalado en los terreno de la planta de Leipzig. Estas sirven a la red eléctrica como un sistema que permite armonizar la propia red, usando la carga de estas baterías en las horas de mayor demanda, y almacenándola cuando hay exceso de producción.
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Fuente | BMW
