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¿Por qué un coche eléctrico usado es una gran opción?

Con los últimos lanzamientos eléctricos sobre la mesa, entre los que podemos destacar el Tesla Model 3, Nissan LEAF, el nuevo Renault ZOE y el Opel Ampera-e, las opciones para hacerse con un coche eléctrico son cada vez más amplias y prácticas, si tenemos en cuenta la autonomía, pero, ¿qué pasa con la generación saliente? ¿Comprarías un coche eléctrico usado?

Está claro que no todos podremos dar el salto hacia una de las opciones de última generación, entonces, ¿por qué no valorar un coche eléctrico usado como opción de segundo o tercer coche? Sobre todo, teniendo en mente los precios de los combustibles fósiles y las restricciones por contaminación en el caso de Madrid.

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Pues bien, según un análisis realizado por Forbes con los datos de NADAguides, los precios de coches eléctricos usados son realmente bajos por una serie de factores, como baja demanda, las ayudas públicas para la adquisición de uno nuevo, etc. Con lo cual, resultaría mucho más rentable comprar un coche eléctrico de segunda mano que uno de combustión.

Este medio cita una referencia muy concreta, un Nissan LEAF de 2015 con unos 50.000 km, que se puede comprar por poco más de 10.000 dólares cuando su precio de salida fue de 29.000. Buscan un coche de combustión del mismo año, un Toyota Corolla, también del 2015, con un precio original de 17.000 dólares y se puede adquirir de segunda mano por poco más de 12.000 dólares.

En este rápido ejercicio hecho por Forbes, nos encontramos con una diferencia de 2.000 dólares en favor del coche eléctrico de segunda mano si nos limitamos al coste de adquisición. Ahora bien, debemos tener en cuenta el ahorro que supondría el uso del eléctrico versus el de combustión. En un artículo anterior os comentamos el impacto que tiene en la factura de la luz cargar un coche eléctrico en casa.

Si hacemos una búsqueda rápida en nuestro mercado, un Nissan Leaf 24 kWh de segunda mano se puede adquirir por 16.900 euros, mientras que un Renault ZOE se ofrece desde 10.490 euros. Ambos modelos de 2013 y vistos en las webs oficiales de los fabricantes. La peculiaridad de nuestro mercado marca que un Ford Fiesta del 2013 se puede adquirir por unos 6.000€, o un Toyota Auris entre 9.000 y 13.000€ según combustible.

La paradoja del mercado español es que al no contar con un plan consistente de ayudas a la compra, una altísima demanda de vehículos de combustión interna, especialmente diésel. Hacen que la demanda (o interés) por un coche eléctrico de segunda mano sea prácticamente nula, con lo cual, los precios resultan más altos por aquello de la oferta y la demanda.

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Ahora bien, los potenciales compradores de coches eléctricos usados tendrán en mente dos cuestiones, la primera es la degradación de la batería, teniendo en cuenta que las opciones de segunda mano tendrán entre 3 y 4 años. En este punto hay que mirar con detalle la garantía de los fabricantes, que suele estar en torno a los 100.000 km u 8 años.

La segunda es la autonomía, y para resolver esto basta con entender que un coche eléctrico usado será un segundo vehículo en el hogar, con lo cual, su uso será principalmente urbano e interurbano, unos 150 km de autonomía real serán más que suficientes para este tipo de desplazamientos qué, según varios estudios, es de unos 50-60 kilómetros de media/día.

Pero también hay muchos puntos a favor, comprando un coche eléctrico usado tendremos múltiples ventajas a nivel económico, descuentos/exención de peajes en algunas regiones del país, aparcamiento gratuito en zonas SER, ciertas ventajas fiscales, ahorro también en mantenimiento y combustible si comparamos con un vehículo ICE.

En resumen, para todos aquellos usuarios que estén pensando en adquirir un vehículo de combustión de segunda mano, considerar un eléctrico puede ser muy rentable si pensamos en las ventajas mencionadas más arriba y, por supuesto, será un gran aliado en caso de restricciones de circulación en el centro de grandes ciudades.

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Via | Forbes

 

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