Durante años, los principales fabricantes de automóviles apostaron por los coches eléctricos con pila de combustible de hidrógeno para sustituir a los de combustión. Sin embargo, tras años de inversión en la tecnología de la pila de combustible los avances han sido muy reducidos, lo que ha llevado a que desde finales de la década pasada hasta la actualidad las marcas hayan apostado por los eléctricos a baterías, con alguna excepción como Toyota, que se sigue aferrando al hidrógeno con su modelo Mirai.
Por ello, no deja de sorprender la transformación que ha realizado una empresa suministradora de gas holandesa sobre uno de los eléctricos con mayor autonomía del mercado, el Tesla Model S. La compañía ha montado un sistema de pila de combustible en la berlina americana con el objetivo de mejorar su autonomía. Este proyecto ha sido bautizado como Hesla, y los planes de sus creadores pasan por crear un kit que se pueda vender e instalar en cualquier Tesla.
Desde el fabricante no se han dado apenas datos técnicos de esta transformación. Para llevarla a cabo, se ha tenido que hackear el sistema operativo del Model S, pues el motor en un principio no admite fuentes de alimentación que no sean la propia batería. Dicha batería no ha sido sustituida, sino que se mantiene y trabaja codo con codo con la pila de combustible.
El resultado final es que la autonomía del Hesla pasa de 400 kms originales del Model S, a más de 1.000 kilómetros gracias a la pila de combustible.
El kit de conversión no será precisamente barato, pues costará la friolera de 50.000 euros, a los que hay que sumar el ya de por sí elevado precio de un Tesla Model S. A estos inconvenientes se suma la escasez de hidrogeneras, así como el mayor peso y la complejidad del sistema paralelo de batería/pila de combustible.
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Fuente | TD
