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Un aficionado explica por qué cambió su Chevrolet Bolt por un Tesla Model S

El Chevrolet Bolt lleva a la venta en Estados Unidos desde finales de 2016. A pesar de que los inicios de la producción fueron algo tibios, a lo largo de 2017 fue ganando presencia en el mercado, superando al Nissan LEAF y convirtiéndose en uno de los eléctricos más vendidos del país. Sin embargo, parece que la llegada de más competencia podría hacer que las ventas del modelo de General Motors comenzaran a palidecer.

Rivales de la talla del Hyundai Kona Electric, con más autonomía y un precio estimado similar (402 km EPA frente a los 383 km EPA del Bolt), el Tesla Model 3 (que se ha convertido ya en el coche eléctrico más vendido de Estados Unidos, donde acumula cientos de miles de reservas) y el renovado Nissan LEAF, cuya versión de 60 kWh (llegará a finales de año) irá directa a la línea de flotación del pequeño eléctrico de Chevrolet.

A pesar de los esfuerzos de Chevrolet por atraer a reservistas del Model 3 que no quieran esperar los largos periodos de entrega estimados para el benjamín de Tesla, parece que la suerte de este modelo podría comenzar a cambiar a peor, pues es un modelo poco adaptado a los gustos estadounidenses (es un pequeño monovolumen, cuando en Estados Unidos la gente prefiere coches grandes y sobretodo de estética SUV).

Se han dado casos de personas que incluso han cambiado su Bolt por otro eléctrico. Este es el caso que nos ocupa hoy: Jay Lucas, residente de Virginia (Estados Unidos), compró el año pasado un Chevrolet Bolt nuevo. Sin embargo, a día de hoy le ha cedido este coche a su hijo, mientras que él conduce un Tesla Model S de segunda mano. ¿Por qué cambiar un coche nuevo con menos de un año por uno de segunda mano de hace tres?

A grandes rasgos, todo esta relacionado con la capacidad del Tesla para hacer viajes largos: con el Bolt se sentían unos pioneros, y tenían que pasar horas diseñando rutas que pasaran por cargadores CCS Combo. Sin embargo, el sistema de navegación de Tesla diseña las rutas por ellos, aprovechando la infraestructura de Supercargadores, los cuales además suelen estar mejor situados y son más rápidos a la hora de cargar el coche. La mayor autonomía del Tesla (es un P85D) también fue vital, pues sufría menos range anxiety.

Otros aspectos como el mayor lujo, la aceleración o el mejor rendimiento en climas fríos también le convencieron, si bien eso se debe a que a grandes rasgos el Tesla Model S es más del doble de caro que el Chevrolet Bolt.

Por lo tanto, queda patente que la temprana apuesta de Tesla con los Supercargadores comienza a dar sus frutos: es una enorme ventaja competitiva sobre sus rivales.

Fuente | Green Car Report

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