Esta semana el gobierno japonés ha anunciado un plan de incentivos para los interesados en la compra de coches propulsados por una pila de combustible de hidrógeno.
Se trata de un ambicioso plan, que ha llamado mucho la atención por su generosidad a los fabricantes que no cuentan con oferta en este segmento. En total el ejecutivo pondrá a disposición de los compradores 15.000 euros por unidad. Una cifra que choca con los 6.300 euros de ayuda que reciben los coches eléctricos a batería.
Está claro que el peso de Toyota en la economía japonesa ha tenido mucho que ver con esta decisión. Precisamente el fabricante nipón es uno de los que más fuerte ha apostado por este sistema. Una tecnología que nace con un problema de costes, que intentarán minimizar con ayudas públicas.
La intención de Toyota es lanzar el próximo año su modelo a hidrógeno por unos 50.000 euros. Un precio que podría maquillarse de forma importante si le restamos los 15.000 euros de ayuda, y que dejaría el coste final, en Japón, en unos 35.000 euros. Bastante cerca de los modelos eléctricos. Otra cosa es que Toyota haya publicado el precio de 50.000 euros, ya con el descuento incorporado.
En el mejor de los escenarios, el fabricante japonés pondría en la calle un modelo dotado de más de 500 kilómetros de autonomía, capaz de repostar en unos 5 minutos, y por un precio que no es para nada descabellado. El problema es el de siempre. La infraestructura de recarga, y también el coste del combustible.
Sin hidrogeneras, y con el precio del hidrógeno a niveles de la gasolina, no sabemos cuantos darán el paso a esta tecnología. Otra cosa es que los fabricantes, como Hyundai, ofrezcan programas de leasing con recargas gratuitas, pero de momento ese no parece la intención de Toyota.
