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¿Por qué fallan las start-up que desarrollan baterías revolucionarias para coches eléctricos?

Si echamos un vistazo atrás a las muchas iniciativas que nos prometían baterías revolucionarias para los coches eléctricos, veremos que decenas de nombres se han quedado en el camino, o todavía continúan con sus trabajos dentro de los laboratorios. Pero por alguna razón quitando un par de excepciones, todas han sido deficitarias y no han logrado llegar al mercado masivo.

Desde A123, Satki3, ReVolt, Envia Systems…y un larguísimo etc, que de una forma u otra no han logrado el éxito esperado. En Estados Unidos, desde 2010 un total de 36 start-ups han recibido al menos 500.000 dólares de ayudas para arrancar sus actividades, pero de ellas sólo dos han logrado entrar en beneficios.

Pero ¿cuál es la razón, y qué hacer para evitarlo?

Según la consultora CB Insights, las dificultades de estas pequeñas empresas se centran en la enorme brecha que hay entre la fase de I+D y los experimentos a escala de laboratorio que les permitan pasar los a menudo complejos criterios técnicos. Además, la investigación con prototipos normalmente requiere meses de ciclos de carga y descarga. Estos factores suponen elevados costes a corto plazo por la necesidad de contar con trabajadores especializados, mientras que los resultados suelen ser a largo plazo.

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A esta problemática se añade que el sector de las baterías para el transporte, normalmente el objetivo de la mayor parte de las nuevas start-up, es un negocio con unos márgenes de beneficio muy reducidos, un 5%. Algo que hace todavía más complicado el proceso de convertir en competitivo a nivel económico a una pequeña iniciativa.

Para los redactores del estudio, la solución podría estar en replicar el modelo que han seguido las empresas farmacéuticas. Una industria que cuenta con miles de pequeñas empresas que desarrollan nuevos medicamentos, y que cuenta con una fuerte  y constante inversión.

Basados ​​en el historial de éxito de la industria farmacéutica, los investigadores proponen una serie de recomendaciones para los que se lancen al sector de las baterías:

  • Trabajar en equipo. La idea es que en lugar de trabajar solos, las nuevas iniciativas deberían buscar socios dentro de la industria para de esa forma sacar el máximo provecho de los recursos y el conocimiento del mercado de estos socios. Por ejemplo, los investigadores señalan que la fundación 24M de Cambridge, Massachusetts, se asoció con el gigante de la electrónica NEC para comercializar sus sistemas de almacenamiento estacionario.
  • Empezar en nichos más accesibles. En lugar arrancar con la vista puesta en mercados tan grandes y competitivos como las baterías para coches eléctricos, se recomienda que estas nuevas compañías deben iniciarse antes en mercado de nicho. Por ejemplo, la empresa Corvus Energy, con sede en Richmond, Canadá, se centra en grandes baterías para aplicaciones marinas, y ha mostrado un fuerte crecimiento en los ingresos durante los últimos cinco años.
  • Más dinero público, y menos de fondos de inversión. Otro de los problemas de estas start-ups, es que suelen acudir a las rondas de financiación de los fondos de inversión de capital riesgo. Algo que supone una presión adicional para lograr resultados a corto plazo. Algo que no suele ser compatible con un tipo de desarrollo como el de las baterías que como hemos visto requieren plazos bastante largos para sus certificaciones. Por su parte tanto la inversión de empresas del sector, como las ayudas públicas, pueden ser una solución más estable para que estas iniciativas logren llegar a su destino.

Un sector público que debería poner en marcha programas de financiación y aceleradoras, que permitan a los mejores diseños poder completar todo su proceso de I+D y pruebas de certificación de una forma estable y segura, para de esa forma por fin poder ver como la evolución de las baterías no se queda sólo en unas pocas noticias sin nada palpable a nivel práctico.

También serviría para reducir la brecha que se está creando entre los competitivos desarrolladores asiáticos y los occidentales, que no han logrado hacerse un hueco y que pierden velocidad con el paso del tiempo.

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