En los últimos meses estamos viendo como los sistemas de ayuda a la conducción están logrando una cuota de protagonismo cada vez mayor. Algo que tiene como resultados movimientos tan llamativos como la adquisición de Mobileye por Intel en una operación valorada en 15.300 millones de dólares. Una dinámica que parece no está siendo seguido por el resto de marcas de una forma efusiva.
Adam Jones, analista de Morgan Stanley y experto en el sector de la automoción, ha realizado unas interesantes declaraciones al respecto de la evolución del sistema Autopilot de Tesla. Para Jones, si Tesla logra la activación del sistema de conducción autónoma que forma parte de Autopilot, provocará que el resto de coches parezcan obsoletos.
La cuestión es que esta tecnología irá más allá simplemente de permitir a los usuarios poder moverse en sus coches sin tener que tomar el control del vehículo. La conducción autónoma también permitirá explotar sectores como el alquiler de vehículos entre particulares, y hacerlo con un coste operativo muy bajo gracias a los sistemas de propulsión eléctricos. Elementos que para los expertos cambiarán de forma radical la industria del automóvil tal como la conocemos.
Y es que pasaremos de un sistema donde un particular medio usará su coche entre 10 y 15 mil kilómetros al año, con todos los gastos variables y fijos asociados, a un sistema donde el coche podrá moverse durante 80, 90 o 100 mil kilómetros dentro de los sistemas de alquiler. Algo que permitirá al propietario recuperar gran parte de la inversión de su vehículo con este tipo de alquileres en apenas 3 años. Algo que para los analistas, sin duda será otro cambio drástico en la economía de los vehículos particulares.
El resultado será que en unos cinco años los modelos de Tesla gracias a la evolución de su tecnología de conducción autónoma serán como naves espaciales respecto a los vehículos convencionales. No sólo serán mucho más eficientes, ahora también serán una fuente de ingresos para sus propietarios. Un salto adelante que provocará que los modelos diésel o gasolina de segunda mano sufrirán un bajón en su valoración de un 50% por culpa de la competencia eléctrica y autónoma.
Pero para esto es necesario no sólo que evolucione la tecnología, también que lo hagan las normativas de las diferentes agencias de tráfico. Algo que desde Morgan Stanley estiman debería suceder en 3 o 4 años para conseguir que el impacto de la tecnología de Tesla logre su efecto antes de que el resto de fabricantes logren desarrollar su propia tecnología.
Una ventaja competitiva que puede ser vital para el fabricante de Palo Alto.
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Vía | Futurism
