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Los coches eléctricos son más limpios que nunca, gracias al crecimiento de las energías renovables

La Unión de Científicos Preocupados (UCS) ha publicado un artículo donde ponen sobre la mesa una realidad que ayuda a romper uno de los principales mitos de los críticos con el coche eléctrico. Y es que casi siempre que se habla del tema, suele aparecer la cuestión de la producción eléctrica para recargar sus baterías, y su dependencia de fuentes sucias como el carbón.

Según este informe, en Estados Unidos, donde la implantación de las renovables no está siendo tan fuerte como en Europa, recargar un coche eléctrico mediante la red nunca había sido tan sostenible como ahora. Los estados han ido dejando atrás de forma paulatina la producción desde térmicas, apostando por otras como la hidroeléctrica, la eólica y la solar.

Con la media de producción, en Estados Unidos, donde hay grandes diferencias entre los estados, conducir un coche eléctrico recargado por la red general equivale a nivel de emisiones de CO2 a un coche gasolina que consume unos 3.2 litros a los 100 kilómetros. Algo llamativo en Europa, pero mucho más en un mercado como el norteamericano donde las cifras de consumo de los coches se mueven en números mucho más altos.

Calculando las emisiones de CO2 de un coche eléctrico en España

Como decimos hay grandes diferencias entre los estados, y según la UCS, casi la mitad de los coches eléctricos que se venden en Estados Unidos van a California, donde la media de emisiones de un eléctrico es equivalente al de un coche gasolina con un consumo de 2.4 litros a los 100 kms.

Una dinámica que además favorece al coche eléctrico gracias al crecimiento sin parar de las energías renovables, y la caída de fuentes como el carbón.

El impacto del proceso de fabricación

Pero en estas conversaciones donde aparece el tema de las emisiones, también suele aparecer la cuestión del impacto de la fabricación del propio coche. Un proceso que supone en el caso de un eléctrico un 15% más que un modelo convencional.

Pero según la UCS, este argumento también pierde peso. Teniendo en cuenta desde el proceso de fabricación de cada vehículo, hasta las emisiones procedentes de la extracción, refinado y traslado de la gasolina, y también el impacto a la hora de moverse con uno de estos coches.
Con estos datos se ha comparado las emisiones de cada uno. Por un lado vemos como el proceso de fabricación en ambos casos es casi idéntico. Hay una diferencia de 1 tonelada de CO2 a favor del gasolina (7 contra 8) por culpa de la batería del coche eléctrico. Una batería que por otra parte como veremos al final, puede ser reutilizada cuando termina la vida útil del propio coche. Un diferencia que el coche eléctrico logra compensar en un solo año de conducción respecto al coche gasolina.

A partir de aquí las diferencias se disparan. Teniendo en cuenta todo el proceso, en el caso del coche gasolina desde la extracción del petróleo, su refinado y su transporte, las emisiones llegan a las 57 toneladas. Por su parte el coche eléctrico depende del mix energético de cada país. Por ejemplo en Estados Unidos, donde las renovables avanzan pero todavía cuentan con una presencia menor que en nuestro país, el coche eléctrico tendrá unas emisiones a lo largo de su vida de 28 toneladas. Algo menos en Europa.

Aunque no se indica en el informe, a todo esto hay que añadir la menor dependencia del coche eléctrico a la hora de realizar mantenimientos. Algo que supone menor necesidad de componente, cuya fabricación y traslado también supone un fuerte impacto que no se tiene en cuenta. Aceite, filtros, componentes de desgaste del motor…etc.

La conclusión es que el coche eléctrico es cada vez más limpio en su funcionamiento cuando se alimenta de la red general, y el impacto ambiental es mucho menor que un modelo con motor de combustión, sobre todo contando todo el proceso vital del vehículo.

Gracias a esto según el informe, la mejor forma de ayudar a reducir las emisiones de efecto invernadero para una persona es comprarse un coche eléctrico. Algo que tiene especial importancia después del anuncio del presidente norteamericano de abandonar el tratado de París, y que como hemos visto hace unos días, puede tener un efecto contrario al esperado por el Sr Trump.

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Vía | UCS

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