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Carga del coche eléctrico: ¿Qué interesa más monofásica o trifásica?

En pleno declive del diésel entre los particulares y por tanto, auge de las alternativas limpias como la del coche eléctrico, debemos tener claro cómo podemos cargar nuestro actual (o futuro) vehículo. Los puntos de recarga públicos aún se encuentran en plena expansión y no todo el mundo dispone de garaje individual para instalar un punto de carga.

Pero hay un tipo de usuario que dispone de vivienda unifamiliar con garaje propio o bien de una plaza en garaje colectivo donde poder instalar un punto para poder cargar su vehículo eléctrico. En este tipo de usuario nos vamos a centrar para explicar las opciones de carga en vivienda  de las que dispone según sus necesidades

En el sistema eléctrico español tenemos de dos tipos de instalación entre los que podemos elegir a la hora de cargar un coche eléctrico. La monofásica y la trifásica. Podemos consultar en la factura de la luz si disponemos de monofásica o trifásica contratadas. Según el tipo elegido variarán factores como el tiempo de carga o el precio de la factura.

La opción monofásica es la más habitual en las viviendas y su voltaje debería ser oficialmente de 230 voltios, aunque existen aún sitios donde encontramos los 220 voltios más habituales anteriormente. La potencia contratada puede ser muy variada en función de las necesidades de cada cual y el tamaño de la vivienda, siendo muy habituales las comprendidas entre 3,45 kW y 9,2 kW.

¿Cómo saber si es suficiente?, pues depende de todos los aparatos eléctricos que tenemos en casa (luces, electrodomésticos, aparatos de climatización) y a ellos debemos sumarle el coche eléctrico.

Si vemos que en el uso habitual, tenemos continuos cortes de luz debido a que sobrepasamos la intensidad nominal de las protecciones de nuestra instalación o la correspondiente a la potencia contratada, posiblemente tengamos que avisar a la compañía eléctrica para que aumente la potencia contratada. ¿Por qué? No sería muy cómodo tener que desconectar continuamente la mayoría de los electrodomésticos para cargar las baterías del automóvil.

Es aquí, por tanto, donde entra en juego la opción trifásica. En trifásica, en torno a los 400V, se obtiene más potencia partiendo de la misma intensidad lo que se traduce en más rapidez de carga. Aunque ello conllevará un aumento de precio en la factura, ya que se paga más de término fijo (potencia contratada) y también se paga más de consumo (las tarifas de precio son más altas en trifásica que en monofásica). La primera opción es la más lógica si se quiere disfrutar de más potencia y es recomendada, principalmente, para aquellos que tengan contratados más de 10 kW.

En trifásica, los diferentes circuitos de la vivienda se reparten entre las distintas fases de forma que queden lo más equilibradas que sea posible, ya que la mayoría de electrodomésticos son monofásicos. Si existe algún aparato trifásico en la casa se puede enchufar a las tres fases, con la ventaja de que es una carga más equilibrada. Suele ser el caso de algunas calderas o aparatos de aire acondicionado y por supuesto, algunos coches eléctricos.

Solo unos pocos modelos de VE pueden cargar usando las tres fases hoy en día, principalmente el Renault ZOE y los Tesla, junto con el BYD, el Smart con la opción correspondiente, y el Mercedes Clase B, pero es posible que en un futuro lo incorporen más modelos.

Pero, ¿conviene pagar más y tener mayor potencia, o es un gasto mensual que apenas aporta beneficios?

La principal ventaja de la trifásica es la rapidez de carga, lo que nos permite acceder a unas velocidades de carga que pueden llegar a triplicar las que se obtienen con monofásica. Ahora bien, es importante conocer las posibles desventajas pueden aparecer si se elige esta opción:

  • La potencia mínima que se puede contratar es mayor que en monofásica, lo que puede traducirse en un incremento en el precio de la factura.
  • En una instalación trifásica se debe tener en cuenta un correcto equilibrado de fases para evitar que la protección general salte por concentración de consumos monofásicos en una determinada fase.
  • El alquiler del contador trifásico es más caro que en la opción monofásica.

No sólo importa la instalación que tenemos en la vivienda:

Si nuestro coche sólo dispone de cargador de a bordo monofásico no le sacaremos rendimiento a una instalación trifásica. Cargará, pero en monofásica. Es más, nos podemos encontrar con problemas para cargar a velocidades decentes. Un ejemplo, si tenemos un Nissan LEAF con cargador de 6,6 kW, eso son casi 30 amperios por fase. Para tener 30 amperios por fase en trifásica necesitamos un contrato de 20,785 kW. Claramente excesivo.

Si en cambio contratamos 20 amperios en trifásica (13,8 kW) nuestro LEAF solo podrá cargar a 4,6 kW ya que solo carga por una fase y no debe pasar de 20 amperios en esa fase. Si en cambio contratáramos 35 amperios (8 kW) en monofásica, podría cargar a su máxima velocidad de 6,6 kW y nos sobrarían 5 o 6 amperios para la casa. Paradojas de la vida y la corriente alterna.

En cambio el Renault Zoe si admite trifásica (hasta 22 kW y 32 A). Por lo que si tenemos 10 kW trifásicos contratados, podemos llegar a cargar a 14,4A y aprovechar casi toda la potencia de la vivienda en la carga del vehículo. Incluso podríamos subir la potencia del contrato hasta llegar a los 22kW.

No obstante me veo en la obligación de aclarar que algunas compañías permiten contratos trifásicos desequilibrados, es decir, si contratas trifásica de 10,4 kW (15 amperios) te permiten esa potencia independientemente de la fase en que la consumas. Podrías consumir los 10 kW por la misma fase y el ICP no se queja ni salta. Todo esto hay que tenerlo en cuenta y preguntarlo muy bien a la compañía.

Entonces, ¿qué opción es mejor?

El tiempo de carga y el precio son las variables que hay que tener en cuenta. Debemos poner en una balanza cuáles son nuestras prioridades. Ponernos en contacto con la compañía eléctrica para realizar una previsión de gastos y con todos los datos en la mano, decidir qué es mejor para cada uno.

 

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