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Ahora no Permitir

Las ciudades de Alemania podrán expulsar a los coches diésel de sus calles

La pasada semana os hablábamos de que las ciudades alemanas estaban en los juzgados peleando por el derecho a poder decidir sobre la expulsión de los contaminantes motores diésel de sus calles. Un dictamen que finalmente se ha pospuesto hasta este pasado martes. Y el resultado ha sido favorable.

La corte federal de Leipzig ha confirmado que los ayuntamientos podrán dictar órdenes de expulsión de los coches diésel de sus calles. Y lo hacen argumentando que se trata de una medida efectiva para luchar contra la contaminación en los centros urbanos.

De momento no se ha determinado cómo y cuándo las autoridades locales podrán utilizar esta norma, pero si se despeja el horizonte legal de una medida que ha tenido fuerte rechazo entre la industria alemana, pero que no ha sido capaz de evitar su aprobación.

Para los grupos ambientalistas, se trata de un paso histórico. Un gran día para Alemania de cara a afrontar un futuro más sostenible para ciudades como Stuttgart, Dusseldorf, fuertemente castigadas por los elevados niveles de contaminación de sus calles, pero que estaban atenazadas por el poder de los grandes grupos automovilísticos asentados en su terreno, y que ha provocado una inacción muy criticada por los grupos que luchan contra la contaminación.

Una presión que se extiende al gobierno central, que ha indicado que la reducción de las emisiones pueden hacerse sin necesidad de prohibir el acceso a los coches diésel. Así lo ha indicado en declaraciones a la prensa la Ministra de Medio Ambiente, Barbara Hendricks, que ha interpretado la sentencia de otra forma posicionándose del lado de los contrarios al veto a los diésel: «El tribunal no ha emitido ninguna prohibición de conducir en las ciudades a los coches diésel, sino que ha arrojado algo de claridad sobre la ley. Se pueden evitar las prohibiciones de conducir y mi objetivo es y seguirá siendo que no entren en vigor.»

Ahora se abre un periodo que muchos usuarios afrontan con incertidumbre. Personas que se acaban de comprar un diésel, o aquellos profesionales que podrían verse afectados a nivel laboral por las posibles consecuencias de esta sentencia. Millones de usuarios que no saben que pasará a partir de ahora en su ciudad.

Pero lo que está claro es que simplemente la amenaza de que las ciudades puedan en cualquier momento imponer un cierre a los coches diésel, puede ser ya de por si una poderosa herramienta para darle la puntilla a una tecnología extremadamente contaminante y peligrosa, que ha visto caer su cuota de mercado en Europa, pero que todavía mantiene casi la mitad de las ventas.

También será un aliciente extra a unos adormilados fabricantes alemanes que incluso se enfrentan a las amenazas de las ciudades de dejar de comprar sus vehículos si no se ponen las pilas y crean una oferta de modelos eléctricos para el transporte privado y público.

Vía | DW

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