¿Quieres estar informado diariamente con las últimas novedades del mundo del motor?

Ahora no Permitir

Un poco de historia. Baker Model-V: un coche eléctrico de 1912 enfocado al público femenino

En los albores de la historia del automóvil, tuvo lugar un primer enfrentamiento entre los coches de combustión y los coches eléctricos del que pocas personas tienen conocimiento: la dificultad para arrancar los coches de gasolina y su inexistente refinamiento dieron alas al coche eléctrico, que gracias a su sencillez y silencio dominó el mercado durante los primeros años de desarrollo de esta industria.

Sin embargo, esta tendencia poco a poco fue cambiando, y el lanzamiento del primer arranque eléctrico para un coche de combustión en 1912 de la mano de Cadillac terminó por sentenciar a estos primeros coches eléctricos, cuyas limitadas baterías no podían ofrecer prestaciones o autonomías competitivas frente a los cada vez más desarrollados coches de combustión.

Uno de los mejores ejemplos de estos pioneros eléctricos es el coche que hoy nos ocupa, el Baker Model-V. La versión que presentamos en las fotografías es la Special Extension Coupe, si bien existieron otras carrocerías como el bonito Victoria, de carrocería abierta (no tenía ni siquiera puertas o parabrisas, sólo una capota para resguardar a los pasajeros de las inclemencias metereológicas).

Baker era una empresa radicada en Ohio. Fue fundada en 1899, y vendió coches durante 20 años. Los modelos eléctricos de Baker se caracterizaban por su ligereza y su silencio a la hora de funcionar. El Model-V con la carrocería Coupe tenía forma de caja y estaba completamente cerrado. Disfrutaba de adelantos como faros eléctricos o luz interior, y en lugar de volante, se conducía con una palanca de dirección (algo común a otros coches de la época, pues aún no se había estandarizado el volante).

Las baterías recargables eran de ácido-plomo, mientras que el motor funcionaba en corriente continua. El coche se podía cargar en un punto de carga como un coche moderno, y como muchas personas no contaban con uno en su garaje, los concesionarios disponían de ellos para que los clientes fueran a cargar las baterías de sus modelos.

Este Baker además contaba con un interior extraordinariamente bien acabado: lujosos sillones bordados a modo de asientos enfrentados, en su carrocería se usaba papel decorativo como si de la pared de una casa se tratara, tenía apliques decorativos, jarrones, visillos… Era como una sala de estar convertida en coche.

Esto se debía a que estos primeros coches eléctricos estaban enfocados a gustar a un público femenino: se daba por hecho que las mujeres no tenían la fuerza necesaria como para encargarse del arranque por manivela de los coches de combustión. Sin embargo, este coche era más difícil de conducir que los coches de gasolina de la época, mucho menos potente, era complicado de cargar, su autonomía estimada rondaba los 80 km… Así, era un arma de doble filo: les daba a las mujeres libertad, pero siendo un producto inferior a los «coches de hombres» contemporáneos. Además, los coches eléctricos eran generalmente bastante más caros que los de combustión.

Finalmente, estos primeros coches eléctricos desaparecieron con rapidez ante la enorme evolución que experimentó la competencia en pocos años. Baker se fusionó con otra compañía, la cual eventualmente dejó de dedicarse a la fabricación de automóviles. En cuanto a los coches eléctricos, todavía pervivió durante décadas el «estigma» de que eran coches femeninos (¿quién no recuerda la clásica escena de Los Simpsons en la que un coche eléctrico dice «Si me conducen, la gente les tomará por gays«?), si bien afortunadamente a día de hoy estas ideas han desaparecido por completo.

Fuente | Jalopnik

Compártelo: Compartir en WhatsApp Compartir en Menéame