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Con un uso correcto, las baterías de los Tesla pueden durar muchos cientos de miles de kilómetros

Cuando tenemos una conversación con una persona sobre coches eléctricos, casi siempre recibimos las mismas preguntas. Autonomía, precio, tiempos de recarga, y no falta uno de los clásicos como es la duración de la batería. Esta última una pregunta más difícil de responder, principalmente por que todavía no hay coches con unas cifras de kilometraje escandalosas, y el resultado dependerá de factores como la química de la batería, el sistema de refrigeración, y también el trato que se de a las mismas.

Lo normal es que una batería tenga una duración bastante prolongada. Hay excepciones, como las de los Nissan LEAF de primera generación, que sufrían una degradación prematura por culpa de no contar con refrigeración. Pero el resto de marcas si han optado por ella, y el resultado son baterías con un nivel de vida útil muy elevado.

Entre estos destaca Tesla. Gracias a su sistema de refrigeración líquida, y su amplia capacidad que hace que la recarga rápida tenga menos impacto en su batería, provoca que en su listado de unidades más activas en la carretera muestren números realmente llamativos, y todo sin una degradación importante.

Por ejemplo, el primer modelo, Un Model S P85, lleva a su espalda 675.923 kilómetros. El segundo, otro Model S, su marcador ya cuenta con 659.829 km.

Este último modelo forma parte de la flota de la empresa Tesloop, que realiza desplazamientos entre Los Angeles y Las Vegas usando exclusivamente Teslas. Ua flota que acumula una enorme cantidad de kilómetros, y que nos muestra hasta donde puede llegar la batería de un coche eléctrico.

La cuestión es que el uso que se ha dado desde Tesloop a su flota no ha sido el más indicado. Según los datos del vehículo recabados por Tesla al acudir al taller a cambiar dos veces la batería, los responsables de la empresa estaban realizando recargas rápidas en los Supercargadores desde un nivel bajo de carga (SOC) hasta el 100%. Algo que además realizaban justo al terminar cada recorrido. Un aspecto que desde la marca no recomiendan, ya que lo ideal es esperar al menos tres horas después de un trayecto para hacer una carga rápida desde un SOC bajo.

A pesar de esto, la primera de las baterías se reemplazó a los 313.000 kilómetros, y con apenas un 6% de pérdida de capacidad. Una cifra realmente impresionante si tenemos en cuenta el mal uso que estaban haciendo de la carga rápida. A pesar de esto, Tesloop se benefició de la garantía de 8 años sin límite de kilometraje, y le sustituyeron el pack de forma gratuita.

El segundo cambio llegó 210.000 kilómetros después, con el coche marcando ya los 523.000 km en su marcador. Y en este caso el problema no ha sido de un fallo de la batería, sino un problema de software que provocaba una mala información en la estimación de autonomía. Una unidad que continúa trabajando, y que es la que ocupa la segunda plaza en el listado de los Tesla con más km a su espalda.

Esto quiere decir que con un uso correcto, sin abusar de los Supercargadores, o tomando algunas medidas básica que se pueden aplicar a cualquier coche eléctrico, como recargar antes de que el nivel de la batería baje del 20% y no llegar al 100%, la vida útil de una de estas baterías si no hay imprevistos, puede llegar a cifras escandalosas.

Algo que sumado al factor de la recarga gratuita en los Supercargadores, hace que el coste operativo de la flota de Tesloop con sus nuevos modelos eléctricos sea irrisoria comparada con sus anteriores berlinas gasolina. Por ejemplo, comparan los 5 céntimos de dólar por milla actual con los Model S y X, con los 22 céntimos de un Lincoln Town, o los 25 céntimos por milla de un Mercedes GLS.

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