A finales del pasado año entraba en funcionamiento el parque de baterías Powerpack que Tesla de Australia. Una instalación que había nacido como un sistema que daría respaldo a un parque de aerogeneradores, y cuyo objetivo es proporcionar electricidad de forma estable a los habitantes de una región que sufría apagones de forma constante. Un parque que en los meses que lleva en funcionamiento se ha convertido en una inversión extremadamente rentable, y que incluso ya se está empezando a cobrar sus primeras víctimas entre las empresas de generación con combustibles fósiles.
Y es que hasta ahora la región contaba con un costoso sistema de respaldo mediante la generación con gas. Una tecnología contratada en 2015 precisamente para dar respaldo y asegurar la producción en una zona donde las renovables son las principales responsables de la producción de electricidad.
Pero el precio de estas plantas de gas se ha demostrado como elevado, ya que el MWh salía a 14.000 dólares. Algo que en la práctica ha supuesto que el coste de contar con este respaldo ascendiese en este caso a nada menos que 6 millones de dólares por día.
Esto ha significado que entre 2016 y 2017 los consumidores hayan tenido que abonar 109 millones de dólares a la empresa de gas por contar con el respaldo. Una cifra provocada en gran medida por la falta de alternativas y el monopolio de facto que hasta entonces ejercía la industria de los combustibles fósiles en estas aplicaciones.
Hasta que llegó Tesla. Gracias a su parque de Powerpacks puestos en marcha el pasado año, ahora la red tiene otras alternativas, y además estas son más económicas y más rápidas en su respuesta, además son más sostenibles al no usar fuentes no renovables y emisoras de emisiones a la atmósfera.
Esto ha tenido un impacto directo en la generación por gas, que después de facturar más de 50 millones de dólares por año, en este 2018 apenas se han podido hacer con 3.6 millones. Un dato que pone sobre la mesa que la batería de Tesla ha logrado derrumbar el negocio del gas en esta instalación.
Un proyecto que además está ofreciendo una enorme rentabilidad a la empresa eléctrica que ha apostado por este formato. Y como dato más representativo el que ofrecían el pasado mes de septiembre donde se indicaba que el parque de baterías había costado 66 millones de dólares y en apenas ocho meses había generado 17 millones.
Lo mejor de todo, además de la reducción del consumo de gas, es que el proyecto del parque eólico de Hornsdale también ha demostrado con su éxito la capacidad para proporcionar respaldo y mejorar la estabilidad del sistema. Algo que ha servido como ejemplo para otras regiones, y en la propia Australia Tesla ya ha recibido cuatro nuevos pedidos para sendas instalaciones solares y eólicas.
