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Toma de contacto: Hyundai Kona Eléctrico (64 kWh). Un coche eléctrico para todo

Ayer asistimos a la presentación nacional del Hyundai Kona Eléctrico, uno de los coches que más está dando que hablar en los últimos tiempos gracias a su interesantísima propuesta técnica: bajo una llamativa carrocería B-SUV, se esconde un coche eléctrico dotado de sistemas propulsores potentes (136 cv y 204 cv, según versión) y unas baterías de buena capacidad (39,2 kWh para el primer motor y 64 kWh para el segundo).

Unido a una gran eficiencia, el Kona Eléctrico ha conseguido unos grandes registros en las pruebas de homologación: bajo el ciclo europeo WLTP, la versión de 39,2 kWh logra 312 km de autonomía, mientras que la de 64 kWh llega a unos impresionantes 482 km. Bajo el ciclo de homologación americano EPA, mucho más exigente, la versión de 64 kWh se queda en 415 km.

Durante la presentación pudimos disfrutar del Kona Eléctrico en su variante más capaz durante hora y media. En esta toma de contacto tendréis nuestras primeras impresiones de este coche eléctrico tan prometedor; sin embargo, en un futuro próximo nos gustaría poder llevar a cabo una prueba de varios días para poder extraer datos más exhaustivos de aspectos como su autonomía en condiciones reales.

Un exterior llamativo para un interior muy bien resuelto

El Hyundai Kona es un coche con una estética controvertida, más si cabe en su versión eléctrica. Con unos faros a dos alturas similares a los del Citroën C4 Cactus y el Jeep Cherokee, unido a la ausencia de parrilla y a unos pasos de rueda en plástico gris, lo cierto es que el coche tiene un aspecto juvenil y desde mi punto de vista muy atractivo. En el caso concreto de nuestra unidad (Style 64 kWh), su sugerente color amarillo Acid Yellow combinaba a la perfección con las modernas líneas del coche, creando un conjunto muy llamativo y, por qué no decirlo, ideal para «dar el cante».

Sin embargo, todo lo jovial que es el exterior se convierte en pragmatismo en el interior. El salpicadero tiene unas líneas modernas y está realizado por completo en plásticos duros, si bien su apariencia y su tacto son muy buenos. Los ajustes por su parte también me parecieron conseguidos, siendo en líneas generales un coche que transmite una sensación de solidez y de estar bien hecho.

La consola central con los controles del sistema eléctrico es exclusiva de esta versión. En ella encontramos un práctico cajón para las llaves y el móvil, dos portavasos y un reposabrazos que esconde un espacio de almacenamiento profundo. Además, bajo la consola central también tenemos un práctico hueco para dejar objetos más voluminosos. A pesar de que algunos huecos no están forrados, lo cierto es que es de agradecer tanto espacio para dejar nuestras pertenencias.

La protagonista absoluta del interior es la pantalla táctil de 8 pulgadas con navegador que se erige en una posición óptima para su manejo y visualización (a cambio de su nula integración en el salpicadero). Tiene una respuesta rápida, y desde ella controlamos casi todas las funciones del coche salvo el climatizador, algo que por otro lado se agradece, pues permite regular la temperatura de forma más rápida y cómoda. Mención aparte merece el navegador, que nos muestras los edificios circundantes en 3D (la compra del coche incluye una suscripción de 7 años a TomTom Live).

La posición de conducción es cómoda, gracias a que el volante se puede regular en altura y profundidad. Los asientos con reglajes eléctricos me han parecido confortables y ofrecen una sujeción lateral suficiente; además, en nuestra unidad eran de cuero y calefactados. Llama la atención el uso de un Head-Up Display que nos ofrece datos como las indicaciones del navegador, nuestra velocidad máxima o la lectura de señales de la vía. La instrumentación (una pantalla TFT de 7 pulgadas) es configurable y nos ofrece una gran cantidad de información.

Respecto a la habitabilidad, me pareció que sin ser especialmente amplias las plazas traseras eran perfectamente válidas para dos personas tanto por altura como por espacio para las piernas (también dependerá de la altura de los pasajeros de la primera fila), mientras que el maletero de 332 litros es suficiente para un coche de su tamaño.

Cuando chasis, mecánica y autonomía van de la mano

Debido a la brevedad de la prueba, sólo puedo trasmitir mis primeras impresiones dinámicas del coche, las cuales podrían verse matizadas en el futuro tras una prueba más larga. Sin embargo, de buenas a primeras el Kona Eléctrico de 64 kWh me ha parecido un coche con unas prestaciones realmente interesantes: sus 204 cv y 395 Nm de par le permiten hacer un 0-50 km/h fulgurante, y el motor mantiene toda su fuerza a velocidad superiores (el 0-100 km/h oficial es de 7,6 segundos). Curiosamente, la entrega de potencia no me ha parecido tan brusca como en rivales como el Nissan LEAF. La velocidad punta es de 167 km/h (155 km/h para la versión de 39,2 kWh).

El coche se muestra confortable a grandes rasgos, si bien es cierto que noté su amortiguación algo más firme que en su hermano de gama IONIQ Eléctrico. Esto lo notaremos por ejemplo al pasar sobre resaltos, donde la suspensión se muestra algo menos progresiva, si bien tampoco experimentaremos incómodos rebotes que sí se dan en otros coches de suspensión firme (probablemente gracias a su sofisticada suspensión trasera multibrazo).

Durante el breve recorrido que realicé por la carretera de El Pardo, me llevé la impresión de que a nivel dinámico el coche está muy conseguido, pareciendo más grande de lo que realmente es: ayudado por las baterías en los bajos, una suspensión que controla bien el balanceo de la carrocería y una dirección lo suficientemente rápida, el coche transmite un alto grado de seguridad y dinamismo en zonas de curvas. Por lo tanto, creo que puede ser un buen coche rutero a pesar de medir apenas 4,17 metros de largo.

El Kona Eléctrico presenta cuatro niveles de frenada regenerativa regulables con unas levas tras el volante. Frente al IONIQ Eléctrico añade un par de funciones realmente interesantes: si mantenemos pulsada la leva izquierda, el coche aplicará el nivel 3 de frenada regenerativa (el más potente) mientras sigamos presionando; además, podemos configurar el coche para activar la regeneración «inteligente», con la que el coche decidirá por sí mismo el nivel de retención dependiendo de parámetros como la distancia con el coche de delante, la pendiente, etc. El nivel 3 conjugado con el Auto Hold nos permite llevar a cabo la «conducción de un pedal».

Por otro lado, podemos encontrar cuatro modos de conducción: Confort, Sport, Eco y Eco+.

La toma de contacto discurrió mayoritariamente por el centro de Madrid en medio de un tráfico denso, por lo que es difícil extraer conclusiones precisas acerca de aspectos como la autonomía. Tras mi breve recorrido por autopista a 100 km/h llegué la conclusión de que en estas condiciones debería ser relativamente fácil superar los 400 km de autonomía reales. En ciudad probablemente se vaya a más de 450 km (y seguramente a más de 500 km). El consumo medio durante el recorrido de 50 km fue de unos 13 kWh/100 km, si bien profundizaremos en estos aspectos en nuestra futura prueba a fondo. El coche me pareció bastante eficiente, probablemente gracias a su motor de imanes permanentes.

El Kona Eléctrico puede cargar a 7,2 kW de potencia en corriente alterna, lo que se traduce en un tiempo de carga de 9 horas y 35 minutos para la versión de 64 kWh y de 6 horas y 10 minutos para la de 39,2 kWh. Ambas variantes llegan a los 100 kW de potencia en corriente continua (CCS Combo), lo que se traduce en un tiempo de carga de 54 minutos en ambos casos. Si los conectamos a una toma de 50 kW, el de 64 kWh tardará 75 minutos, y el de 39,2 kWh 57 minutos. Hay que mencionar que las baterías, con 8 años de garantía, tienen refrigeración líquida y están calefactadas.

Tecnología a raudales

Una de las cosas que menos me gustó cuando probé el IONIQ Eléctrico fue el errático comportamiento del sistema de conducción autónoma SCC+LKAS, pues presentaba un marcado efecto «pingponging» y adolecía de una respuesta brusca. Sin embargo, es probable que hayan afinado el sistema con el Kona Eléctrico, pues durante el breve recorrido que realicé con los asistentes activados el coche mostró un comportamiento progresivo y se mantuvo centrado en el carril, sin «rebotar» entre las líneas divisorias.

El modelo tiene un rico equipamiento de seguridad, como un sistema de frenada de emergencia con detección de peatones, mantenimiento de carril con aviso por cambio involuntario, aviso de colisión trasera, reconocimiento de señales, un sistema de monitoreo de la atención que está prestando el conductor a la carretera, etc. Además, incorpora interesantes funciones como la posibilidad de memorizar mediante GPS la configuración de carga (hora de inicio, porcentaje que se quiere cargar…) de distintos puntos de recarga (en casa, en el trabajo, etc).

El Kona Eléctrico con batería de 39,2 kWh se ofrece sólo con el acabado Tecno. De acuerdo con el comparador online cochesyconcesionarios.com parte de un precio real tras descuentos pero antes de subvenciones de 34.000 euros. La versión de 64 kWh por su parte se va a los 36.700 euros en acabado Tecno, llegando a los 39.300 euros en la versión Style.

Conclusiones

El Hyundai Kona Eléctrico me ha parecido un coche muy completo en líneas generales. En su versión de 64 kWh, ofrece autonomía de sobra para casi cualquier uso. Además, su reducido tamaño lo hace muy cómodo en ciudad, mientras que sus prestaciones y buen comportamiento dinámico le permiten ser un buen coche rutero. A nivel de equipamiento, destaca por su rico arsenal tecnológico.

¿Sus puntos débiles? Un precio elevado (si bien ofrece mucha más autonomía que otros coches eléctricos de precio similar) y una producción limitada que por el momento hará que las entregas se realicen poco a poco.

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