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El delicado equilibrio de los híbridos enchufables

Los vehículos híbridos enchufables nacieron como una solución que combinaba las ventajas de un coche eléctrico como la posibilidad de poder recargar las baterías mediante una toma de corriente con el alto grado de autonomía de un vehículo con motor de combustión. Sin embargo, lo que han resultado ser es una opción un poco «en tierra de nadie» con la que los fabricantes han conseguido obtener beneficios tanto fiscales como de evitar restricciones circulatorias con automóviles que continúan emitiendo gases tóxicos a la atmósfera.

Ahora, el futuro de los híbridos enchufables en Europa está en juego tras la reclasificación de las emisiones contaminantes en las pruebas de homologación junto a que diversos países han comenzado a eliminar las subvenciones a este tipo de tecnología. ¿Es viable la inversión y producción de vehículos híbridos enchufables a largo plazo o es solo una etapa de transición para ayudar al vehículo eléctrico? ¿Qué tecnología sobrevivirá, la híbrida convencional o la híbrida enchufable?

Los modelos con tecnología híbrida enchufable han resultado beneficiosos a corto plazo tanto a fabricantes como a consumidores. Los primeros, porque gracias a la instalación de un pequeño paquete de baterías a sus modelos de combustión, han conseguido rebajar las emisiones de gramos de CO2  por kilómetro recorrido para poder cumplir la normativa de emisiones de la Unión Europea. Los segundos, porque gracias a los subsidios obtenían grandes descuentos a la hora de comprar un coche que les permitía, principalmente, tener ventajas circulatorias frente a otro tipo de vehículos.

Esta conjunción ha hecho que las ventas de vehículos PHEV se disparasen en Europa año a año. Por ejemplo, uno de los modelos más famosos con esta tecnología como el Mitsubushi Outlander PHEV ha visto cómo sus ventas se han incrementado hasta tal punto que ha sido líder en Europa en su segmento con este tipo de planta motriz. Sin embargo, el cambio en las políticas de los diferentes países tras estudiar el impacto medioambiental de estos vehículos unido al cambio de normas de homologación de la UE ha destapado el frágil equilibrio de los vehículos con esta tecnología.

En septiembre de este año, todos los fabricantes vieron cómo tenían que volver a homologar sus vehículos debido al cambio de regulación de la Unión Europea tras adoptar el ciclo WLTP. Algunos fabricantes (no pocos) tuvieron que estar sin poder vender alguno de sus modelos por la falta de previsión debido a que no cumplían la nueva normativa. Este cambio de regulación afectó también a los híbridos enchufables, que vieron cómo las cifras de emisiones de sus motores aumentaban, hecho que fue devastador ya que hizo que muchos modelos fueran clasificados por encima de los 50 g/km, una barrera para conseguir determinados incentivos fiscales.

Esto afectó a los compradores de países como Alemania, que vieron como perdían una subvención de hasta 3.000€ por la compra de uno de estos coches. Sin embargo, en Reino Unido pudieron salvarse, ya que el límite para alcanzar una ayuda a la compra de 2.500 libras se fijó en 75 gramos por kilómetro. Esta alegría duró poco, ya que al mes siguiente el gobierno británico decidió eliminar este tipo de subvenciones declarando que el mercado de este tipo de vehículos estaba totalmente asentado. Pero no fue lo único que influyó en esta decisión.

Holanda fue durante 2015 el líder de ventas en Europa en el mercado de vehículos híbridos enchufables gracias, en parte, a la bajada significativa de impuestos para los conductores de este tipo de automóviles. Pero al año siguiente, esta bajada no fue tanta, y las ventas se resintieron, al punto de bajar a la mitad. Esto se produjo paulatinamente, hasta llegar a la cifra de solo 1.106 unidades matriculadas en los primeros seis meses de 2018.

¿A qué vino este recorte de las ayudas? El gobierno de Holanda descubrió tras encargar un informe que, al hacer que los PHEV fueran tan atractivos en cuanto a su precio, los conductores no se molestaban en enchufar los vehículos, por lo que las emisiones de CO2 no solo bajaron sino que aumentaron. Este hecho también fue contrastado por el gobierno de Reino Unido, que averiguó que la mayoría de los PHEV subvencionados no habían sido cargados externamente nunca, hecho que provocó que se cortara toda ayuda a la compra de este tipo de vehículos.

La reacción de la asociación de fabricantes de automóviles del país no se hizo esperar, la cual declaró furiosa que la decisión era «prematura y totalmente en desacuerdo con la ambición del gobierno de ser el líder mundial en utilización de vehículos de emisiones ultra bajas«. Los fabricantes tenían razón para estar así: los PHEV dependen en gran medida de los incentivos, por lo que cualquier modificación en este aspecto tiene un gran impacto en las ventas, las cuales se prevee que bajarán drásticamente en 2019.

Esto hace que muchas marcas hayan paralizado o desarrollen tímidamente sus planes de adoptar esta tecnología debido a la inestabilidad en este nicho de mercado. Algunos ejemplos los podemos encontrar en Toyota, que afirmó que no iba a extender la tecnología híbrida enchufable más allá de la correspondiente variante del Prius, o en Volkswagen, que tras el cambio a la normativa WLTP dejó caer sus Golf GTE y Passat GTE. Marcas como BMW, Mercedes y Porsche también han retirado modelos o han congelado el desarrollo de nuevos.

A pesar de todo esto, muchos fabricantes continúan apostando por esta tecnología por un motivo fundamental: no tienen más remedio si quieren alcanzar el objetivo fijado por Europa de los 95 g/km de CO2 en su flota para 2021. Además, los modelos que reduzcan esta cifra por debajo de los 50 g/km tienen numerosas ventajas fiscales para las compañías, por lo que muchas marcas tendrán que aumentar la capacidad de las baterías de sus modelos para llegar a estas cifras.

SIn embargo, aunque el precio de las baterías ha bajado significativamente, los fabricantes de momento solo ofrecerán esta tecnología en sus modelos más caros. Por ejemplo, Skoda está planeando sacar una versión híbrida enchufable para el Superb de 2019, además de añadirlo a la versión más potente del nuevo Scala. Por otro lado, el Grupo PSA tiene entre sus planes el lanzamiento de varios SUVs del grupo con esta tecnología, como el DS7 Crossback, Citroën C5 Aircross y el Opel Grandland X, restringiendo la tecnología eléctrica pura a los modelos más pequeños enfocados a recorrer unas distancias más cortas.

Los fabricantes aumentarán, sobre todo a partir de 2021 con la entrada de una legislación de emisiones más estricta, las versiones híbridas enchufables de su gama de modelos, aunque en última instancia el éxito de esta tecnología seguirá dependiendo de los diferentes gobiernos. Los sucesivos paquetes de baterías más grandes aumentarán el precio de los PHEV, mientras que el desarrollo de los eléctricos puros hará que sean más asequibles y con mayores autonomías. Quizás el margen de utilización de un vehículo híbrido enchufable sea más pequeño de lo que se pensó en su día.

Vía | Automotive News

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