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El grupo Jaguar-Land Rover podría despedir a 5.000 empleados

El potencial cliente de las marcas británicas Land Rover y Jaguar tiene un nivel adquisitivo bastante alto, por lo que ambos fabricantes, ahora pertenecientes al grupo Tata Motors, podían permitirse el lujo de fabricar vehículos con altos niveles de consumo de combustible. Sin embargo, actualmente la inmensa mayoría de ciudadanos que poseen un vehículo privado están más o menos concienciados con la protección del medio ambiente y el cuidado del planeta.

Esto puede chocar en un principio con la gama de la que dispone Jaguar-Land Rover, modelos con motores de cubicajes muy altos que, aunque la mayoría de ellos son diésel, siguen teniendo unos consumos y emisiones elevados. Por desgracia para ambas marcas, las restricciones impuestas al gasóleo y a los motores alimentados por él están haciendo que se vean en serios problemas a la hora de sacar adelante las ventas de sus modelos.

A pesar de que Jaguar vende el I-Pace, un modelo del que está sacando un buen beneficio dada su gran acogida en el mercado europeo, no es suficiente. Las ventas globales tanto de Jaguar como de Land Rover han bajado drásticamente, y peores son aún las cifras en China, donde el mercado exige ahora coches eléctricos, dejando atrás los movidos por motores de combustión.

Esto está haciendo mella en las cuentas de estas dos marcas, que ven cómo se les echa el tiempo encima a la hora de ponerse a la altura de sus competidores, que ya están desarrollando o comercializan varios modelos con tecnología tanto 100% eléctrica como híbrida enchufable. Las cifras no mienten: el grupo Jaguar-Lando Rover se estima que sufrirá unas pérdidas de 90 millones de libras en los tres primeros trimestres del año 2019, por lo que la matriz Tata ha decidido encargar un plan de reestructuración que podría hacer que 5.000 de los 40.000 trabajadores del grupo perdieran sus puestos de trabajo.

La compañía contrató a Boston Consulting Group para armar un plan de recuperación diseñado para ahorrar unos 2.500 millones de libras en los próximos dos años. Entre estos planes se incluyen la reducción de hasta 1.000 millones en costes junto con la reorientación de la estrategia del grupo para mejorar las ganancias. Parte del ahorro en los costes saldrá de recortar todos los viajes no esenciales.

La compañía aún así se está esforzando para sacar cuanto antes una nueva línea de vehículos híbridos y eléctricos, un proceso que puede vaciar las cuentas del grupo rápidamente. El I-Pace, a pesar de su buena acogida, siembra algunas dudas sobre su rango de autonomía y eficiencia energética. Esto refleja el enorme trabajo que tiene que hacer el grupo Jaguar-Land Rover para ponerse a la altura de sus rivales, que no se lo van a poner nada fácil. El tiempo corre en su contra.

Vía | Clean Technica

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