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¿Por qué Mercedes ha sido tan poco ambiciosa con el EQC? La respuesta es una demanda que supera de largo la capacidad de producción

Cuando se presentaron los primeros datos del Mercedes EQC, el primer eléctrico de nueva generación del fabricante alemán, muchos se llevaron las manos a la cabeza al ver el bajo nivel de ambición que este proyecto demostraba. Un modelo destinado a convertirse en punta de lanza de un programa amplio y dotado de una inversión multimillonaria, pero que arrancaba con poco menos que una pobre conversión de un modelo convencional.

Y es que el EQC a diferencia de otros eléctricos, no usará una plataforma propia diseñada para acoger un sistema eléctrico. Algo que ha dado como resultado por ejemplo una pérdida de espacio en el frontal, donde tiene que amontonarse todo el sistema de propulsión y carga, y también una menor disponibilidad de espacio para las baterías.

Y es que precisamente este último aspecto ha sido el que más ha sorprendido a casi todos. En una época donde los todocaminos más compactos, como el Hyundai Kona, logran meter 64 kWh útiles, el modelo de Mercedes, que mide 58 centímetros más, apenas logra almacenar 80 kWh brutos, que se quedan por debajo de los 75 kWh útiles.

Con esta cifra el EQC logra 450 km bajo el ciclo WLTP, que en las primeras pruebas reales en carretera se han rebajado hasta los 370 kilómetros.

Pero a pesar de todo desde Mercedes siempre han tenido plena confianza en su propuesta, que apenas se ha visto variada en ningún aspecto desde los primeros prototipos. Y ahora sabemos las razones.

Según las declaraciones del saliente director ejecutivo de Daimler, Dieter Zetsche, el Mercedes EQC ya tiene reservada toda la producción de este 2019, su primer año en el mercado, y posiblemente añade «también toda la del 2020.»

Incluso indica que la demanda se situará por encima de la capacidad de producción estos dos primeros años. Algo en lo que tiene mucho que ver tanto la gran demanda que tiene todo lo relacionado con Mercedes, con una de las clientelas más fieles del mercado, pero también con la magia de la baja capacidad de producción, que les permite poder colgar el no hay más unidades fácilmente.

Se estima que durante el primer año completo, el EQC apenas llegará a las 15.000 unidades fabricadas. Algo que nos indica que al igual que otras marcas, Mercedes también ha decidido, o se ha visto obligada, a empezar de una forma bastante modesta su puesta de largo.

Y todo esto a las puertas del inicio de un programa que contempla el lanzamiento de hasta 10 modelos eléctricos a batería entre 2019 y 2022. Una gama que necesitará una importante cantidad de baterías que eviten cuellos de botella como el que ralentizará las entregas del propio EQC. Una inversión que se estima llegará a los 20.000 millones de euros en los próximos 10 años, y que garantizará un correcto despliegue de los futuros modelos.

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Vía  | WELT

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