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Mercedes pillada de nuevo manipulando las emisiones de sus coches diésel. Llamada a revisión a cientos de miles de unidades

El fabricante alemán Mercedes, ha recibido la orden de la Autoridad Federal de Transporte de Motor (KBA) para llamar a revisión a cientos de miles vehículos diesel bajo una nueva acusación de manipulación de sus emisiones. Un nuevo golpe que pone sobre la mesa la desesperación que empieza a cundir por la entrada en vigor de las nuevas normas de emisiones de Europa.

Según la autoridad germana, Mercedes utilizó una tecnología de escape ilegal en sus modelos comerciales Sprinter dotados del motor Euro5, que dejaron de fabricarse en 2016, y que la agencia sospechaba que Daimler instaló un «programa informático ilegal» para lograr que durante pruebas en laboratorio aparecieran como menos contaminantes.

El principal problema es que no es la primera vez que Daimler es acusada de este tipo de prácticas. En 2018 ha tenido que llamar a revisión a más de 600 mil vehículos, de los cuales cerca de 300.000 habían sido vendidos en Alemania, y a los que en junio de este año se añadieron otros 60,000 unidades del Mercedes-Benz GLK.

Desde Mercedes se ha respondido con cierta incoherencia, indicando en una nota de prensa que no era un hallazgo nuevo. En relación el problema del GLK, Daimler «ya informó a la agencia que la funcionalidad estaba presente en algunas unidades». Un sistema de manipulación del escape que dicen había sido mostrado a la KBA en mayo de 2018. Algo que nos indica que Daimler como es normal conocía este caso, y a pesar de ello continuó con su aplicación incluso siendo conscientes de que las autoridades también lo sabían.

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Ahora el resultado será una nueva llamada a revisión de cientos de miles de unidades, que se sumarán a las 684.000 unidades afectadas en el anterior caso de manipulación de emisiones, que supuso una multa de 870 millones de euros, y que ya están comenzando a pasar factura a las cuentas del grupo que en el segundo trimestre ya han registrado pérdidas precisamente por culpa de la necesidad de aprovisionar fondos para hacer frente a las multas y a las llamadas a revisión.

Mientras tanto su programa de coches eléctricos está en una fase inicial muy temprana, con un Mercedes EQC que ha comenzado sus entregas y sobre el que no hay grandes esperanzas a nivel de volumen. Un modelo que recordamos es una conversión que no utiliza una plataforma diseñada para albergar un sistema eléctrico, y que parece no ayudará demasiado a Daimler a reducir las emisiones de su gama diésel que como vemos ha contado con alguna ayuda extra para cumplir las actuales normas de la UE.

Un proyecto eléctrico con mucho futuro, que incluye la producción propia de baterías, y que se acompaña por el anuncio del final del desarrollo de nuevos motores diésel y gasolina, pero no por un despliegue de una mínima oferta hasta dentro de uno o dos años. Un extremo que nos avisa de que posiblemente no estemos ante el último caso como el protagonizado por esta noticia.

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Vía | Automobil-produktion

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