En los últimos meses estamos siendo testigos de una importante aceleración en los proyectos relacionados con el coche eléctrico entre los grandes grupos automovilísticos. Nuevas plataformas, gamas cada vez más amplias y competitivas. Todo con el objetivo de crear una oferta lo más extensa posible para atraer a un número de clientes que no para de crecer. El principal problema es profundizar más allá de los early adopters, y penetrar en un mercado general donde mucha gente no tiene plaza de garaje, o no puede instalar un punto en la misma.
A día de hoy si un cliente quiere comprarse un coche eléctrico, y no tiene un lugar de recarga en casa, lo tiene muy complicado. Las marcas apenas han destinado dinero a un sector como el de los puntos de recarga del que hasta hace poco renegaban diciendo que ellos fabricaban coches, no vendían electricidad. Un claro error que otros si han visto como un elemento fundamental para incentivar las ventas, y como parte del futuro negocio. Hablamos de Tesla.
La red de Supercargadores no para de crecer, lo que posibilita no sólo los grandes desplazamientos para los que en un primer momento ha sido creada esta red. Ahora ya se extienden dentro de las ciudades para ofrecer una alternativa también para la recarga en el día a día. Todo gracias a su elevada potencia, y a sus precios razonables. El resultado ya lo podemos ver. Tesla es la marca que más coches eléctricos vende en Estados Unidos y Europa, y con cada vez mayor diferencia.
En los últimos meses estamos viendo como la cosa tampoco mejora demasiado para los que no pueden optar por un Tesla. Las redes de recarga en países como el nuestro avanzan a duras penas. Hay proyectos muy interesantes, como los de Easycharger, que se topan con un muro en su desarrollo por culpa de la burocracia, y por la lentitud de las comercializadoras a la hora de atender sus peticiones de conexión, lo que provoca que desde el inicio del proyecto hasta la puesta en marcha de un punto, pueda pasar hasta un año.
También vemos la expansión de otras redes, como la de Iberdrola, que en poco más de un año ha logrado extender una serie de puntos, principalmente en la zona centro, y este del país. Pero muchos de estos puntos todavía no están activos o están en fase de construcción.
IONITY es la gran apuesta de los fabricantes. Una iniciativa de marcas como Volkswagen, BMW, Ford, Daimler, y más recientemente Hyundai, que quiere cubrir Europa con una red de cargadores ultra rápidos. Pero de nuevo vemos que su expansión está siendo ultra…pero en este caso lenta. Cuentan con 4 puntos en fase de permiso u obra en España, alguno desde principio de año, pero ninguno activo.
¿Cuándo contará el consumidor con una red que cubra todo el país?. Esa es la pregunta que muchos se hacen y de la que pocos tienen respuesta. Una apuesta tardía y muy tímida que tendría que estar en una fase mucho más avanzada de desarrollo, pero que apenas ha empezado a tener atención de una forma mínimamente seria este año.
Algo que ralentizará las ventas en nuestro país, donde no llegan al 1%, muy por detrás de otros mercados como Portugal, donde la renta per cápita no sólo no es más alta sino más baja, pero donde los clientes disponen de una amplia red de carga tanto lenta para las cargas nocturnas, como rápida para sus viajes, lo que provoca que la cuota de ventas de eléctricos supere el 5%.
Un ejemplo práctico de que las marcas deberían acelerar sus inversiones también en el despliegue de puntos de recarga, al mismo tiempo que instan al gobierno y comunidades, a trabajar en facilitar los trámites para la puesta en funcionamiento de una infraestructura fundamental para un país tan dependiente a nivel energético como el nuestro que no hace más que ponerle palos en las ruedas a las nuevas tecnologías y que David Perez de Easycharger nos explica de una forma muy clara en el siguiente vídeo.
