El fabricante británico Aston Martin ha pasado por ciertas dificultades económicas en 2019, algo que se ha conseguido solucionar gracias a una inversión de casi 600 millones de euros del magnate canadiense Lawrence Stroll, dueño del equipo de Fórmula 1 Racing Point (antes Force India) y una de las personas más ricas de todo el planeta.
Gracias a esta inversión, Aston Martin ganará impulso (al menos durante un tiempo); sin embargo, sus planes corporativos se han visto cambiados radicalmente. Aunque la llegada de Stroll permitirá a la firma de Gaydon mejorar su productividad gracias a la contratación de más personal para sus oficinas y sus fábricas, algunos proyectos de futuro se han visto pospuestos.
Stroll se ha hecho con el puesto de presidente ejecutivo, mientras que Nick Lines, Andy Haslem y Peter Freedman serán director técnico, director de ventas y director de marketing respectivamente. Una de las primeras decisiones tras la toma de control de Stroll ha sido retrasar la llegada de la gama de coches eléctricos Lagonda a «más tarde de 2025» (los primeros modelos estaban previstos para 2022).
El proyecto Rapide E, como anunciamos hace unos días, también se verá afectado, pues finalmente no se producirá ninguna de las 155 unidades que había previstas inicialmente (si bien Aston Martin continuará utilizando los prototipos del vehículo para desarrollar su futura tecnología eléctrica, la cual por otro lado no estará disponible hasta dentro de unos cuantos años).
Aunque entre los planes de Aston Martin se contempla un nuevo motor V6 híbrido, el cual llegará al mercado en 2022, resulta algo decepcionante que un fabricante que a pesar de su relativamente pequeño tamaño había apostado de forma clara por el coche eléctrico vea atrasados sus planes de electrificación total. Teniendo en cuenta la rápida evolución del resto de la industria, no está claro que haya sido la mejor decisión posible.
Como contrapunto, nos encontramos con que Stroll ha garantizado la producción del hiperdeportivo Valkyrie para la segunda mitad de 2020, mientras que el Valkyrie Pro llegará a principios de 2021. Además, ese mismo año el equipo Racing Point F1 Team cambiará su nombre a Aston Martin F1 Team, un movimiento de nuevo alguno dudoso teniendo en cuenta que la Fórmula 1 cada vez pierde más interés frente a otras categorías (sin ir más lejos, la Fórmula E cada vez gana más adeptos y el apoyo de más marcas). Lo cierto es que esta decisión recuerda a la de Alfa Romeo, que también lleva un tiempo en la Fórmula 1: un movimiento que no le ha granjeado a primera vista ningún beneficio a nivel de imagen.
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