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Mercedes anuncia un fuerte recorte en los beneficios para aumentar la inversión en el coche eléctrico. Nuevo clase S eléctrico y llegada del EQA en otoño

La transición hacia el coche eléctrico está siendo bastante dura en el aspecto económico para los fabricantes tradicionales. Después de unos años a la deriva con propuestas para cumplir el expediente, la llegada de las nuevas normas sobre emisiones y la caída de ventas de los coches diésel está empezando a sentirse en las cuentas de los grupos más rentables. Es el caso de Mercedes, que acaba de anunciar un recorte importante en los beneficios y en el dividendo que dará este año para poder financiar su programa de coches eléctricos.

Mercedes ha propuesto presentar en su junta de accionistas de abril pagar un dividendo de 0,90 euros por título. Una cifra que supondrá el desembolso de 1.000 millones de euros, cifra que podemos comparar con los 3.25 euros por acción y 3.500 millones desembolsados en 2018.

La razón de esto es una fuerte caída en los beneficios que según los datos del fabricante alemán, ha supuesto que en 2019 la cifra ha ascendido a 2.700 millones de euros, un 64% menos que el año anterior cuando llegaron a los 7.600 millones de euros. Y eso a pesar de lograr un récord de ventas con 2.39 millones de unidades en 2019.

Objetivo: financiar el programa de coches eléctricos

Ahora la prioridad de Mercedes es seguir ampliando la oferta de modelos electrificados. Uno de los primeros en notar los cambios será el buque insignia de la marca, el Clase S, que verá como desaparecen las versiones Coupe y descapotable, para dejar paso a una versión 100% eléctrica. El EQS.

Pero sin duda el movimiento más interesante es la confirmación del inicio de las ventas del que será el segundo miembro de la familia de coches eléctricos de Mercedes. El EQA. Un SUV compacto que estaba previsto su inicio de la comercialización en 2021, pero que parece que ha adelantado ligeramente sus fechas.

El EQA adoptará un aspecto más alto y entrando en el segmento de los SUV compactos y utilizará la misma plataforma MFA2 que utiliza el Mercedes Clase A. Esto quiere decir que de nuevo Mercedes estaría utilizando una plataforma no específica para sistemas eléctricos, tal como le ha sucedido al EQC. Un aspecto que podría ser la explicación del cambio de segmento pasando a un SUV, con mayor altura y más posibilidades para instalar baterías en una base no pensada para este fin.

Una propuesta que será lanzada según Mercedes este próximo otoño, algo que nos indica que tendríamos que ver su diseño final antes del verano cuando también conoceremos sus características definitivas, y su precio.

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