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La tecnología V2G y las baterías de respaldo en las estaciones de carga demuestran un impacto positivo más allá de los propios vehículos

En los últimos meses hemos visto como se ponían en marcha diferentes proyectos que buscan estudiar el resultado de sumar puntos de recarga rápida para coches eléctricos, baterías de respaldo, y la tecnología de carga inteligente V2G. Uno de los últimos ha sido presentado esta pasada semana en Alemania, donde se quiere demostrar que el potencial de esta suma es mucho más amplio de lo que podríamos pensar en un primer momento.

El proyecto, que ha contado con el apoyo del Ministerio de Energía alemán, y conducido por la empresa TenneT, ha supuesto la puesta en marcha de una estación de carga rápida a la que se conectan diferentes unidades del Nissan LEAF. Estos se encargarían de almacenar la energía sobrante procedente de los parques eólicos cercanos, permitiendo maximizar su rendimiento.

Según los responsables del proyecto. «Se trata de una solución vital para un desafío cada vez más común en el mercado energético alemán; donde parte de la energía se pierde debido a los cuellos de botella del transporte causados ​​por la alimentación descentralizada de energías renovables, y que en 2019 supuso un 46% de dicha producción

Esto ha supuesto según TenneT, la operador de sistemas de transmisión, el pasado año la producción eólica se ha limitado principalmente a la zona norte del país, mientras que en la zona sur no se ha podido aprovechar incrementando el uso de energía procedente de las centrales térmicas. Algo que indican tiene un coste ambiental, pero también económico que se podría mitigar con la recarga inteligente aprovechando el almacenamiento de millones de coches que permitirán almacenar los excedentes generados por las noches, liberando parte de esa energía durante las horas pico.

Pero además del uso de las baterías de los coches, los expertos indican que la propia instalación de packs de respaldo en las estaciones de carga también pueden permitir ampliar los beneficios de la tecnología.

Por un lado instalar una batería en una estación de carga rápida permitirá llevar este servicio a zonas en las que la infraestructura eléctrica no está preparada para ello. Estaciones donde la sección de cable está pensada para un consumo bajo, y no para estaciones de carga rápida para coches eléctricos. Y además hacerlo con una estación que podrá contar con un menor coste operativo al reducir la necesidad de contar con una elevada cifra de potencia contratada.

Al mismo tiempo, una vez que tenga el sistema de almacenamiento instalado, la estación podrá seguir facturando para su propietario incluso cuando no cuente con vehículos recargando. Lo puede hacer ofreciendo servicios adicionales a las redes eléctricas, como respaldo o como sistema para estabilizar la propia red.

Las posibilidades son infinitas, y por ejemplo se estima que un millón de coches eléctricos descargando sus baterías a apena 10 kW, supondría ofrecer a la red acceso a una potencia de unos 10 GW en cuestión de segundos. Una cifra casi despreciable para unos vehículos con baterías de entre 40 y 60 kWh de media, que podrían renunciar sin problemas a una pequeña parte de la carga de su batería.

Para los responsables de la iniciativa, la carga inteligente será esencial para acelerar la implantación de los vehículos eléctricos en el mercado ya que facilitará el despliegue de la red de recarga, y además hará este sector más atractivo en el aspecto económico para los inversores. Una tecnología a la que sólo le falta superar retos como habilitar el formato CCS Combo para su uso, y es que de momento no se puede usar esta tecnología con el formato más extendido y que más crece en todo el mundo, y también que otras marcas además de Nissan faciliten las baterías usadas procedentes de sus vehículos para darle una segunda vida como almacenamiento.

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Fuente | Energy-storage

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