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Eficiencia, coste y red de carga: los principales obstáculos del coche de hidrógeno para superar al eléctrico a baterías

Durante décadas, los fabricantes de automóviles e incluso los gobiernos de algunos países defendieron la pila de combustible de hidrógeno como el futuro de la automoción. Sin embargo, esta tecnología se ha visto completamente superada en la última década por los coches eléctricos a baterías, los cuales se han expandido de forma muchísimo más rápida en todo el mundo.

Actualmente son muchas las marcas que han abandonado sus desarrollos relativos a la pila de combustible de hidrógeno, como Daimler (Mercedes-Benz) u Honda; sin embargo, otras como Toyota o Hyundai mantienen sus inversiones en paralelo al desarrollo de sus coches eléctricos a baterías; de hecho, actualmente ambas ofrecen sendos modelos de hidrógeno, los Mirai y Nexo.

¿Qué ventajas ofrece sobre el papel la pila de combustible frente a las baterías? Las principales son su rapidez de repostaje, similar a la de un vehículo térmico, así como su autonomía, que en un principio es superior. Además, al igual que los eléctricos a baterías los coches de hidrógeno no emiten gases de escape contaminantes (solo producen vapor de agua al funcionar).

A pesar de todo, son muchos los especialistas que creen que la pila de combustible no podrá competir contra las baterías en el sector automotriz debido a aspectos como su elevado precio y su baja eficiencia energética. Para obtener hidrógeno a partir de agua se emplea energía eléctrica en un proceso denominado electrolisis, el cual tiene una eficiencia del 75%.

Después, el hidrógeno debe ser comprimido, enfriado y transportado a las estaciones de repostaje, un proceso que tiene una eficiencia del 90%. Por otro lado, la generación de energía eléctrica a partir del hidrógeno en la pila de combustible tiene una eficiencia del 60%, mientras que el motor eléctrico del 95%. Por lo tanto, solo se aprovecha un 38% de la energía eléctrica generada inicialmente para obtener hidrógeno.

En el caso de los coches eléctricos a baterías, la energía eléctrica se transporta directamente a través de cables hasta los puntos de carga, proceso que tiene una eficiencia del 95%. La carga por su parte tiene una eficiencia del 90%, mientras que el motor eléctrico mantiene el 95% mencionado anteriormente. Por lo tanto, se aprovecha un 80% de la energía eléctrica.

Otro aspecto a tener en cuenta es el despliegue de estaciones de carga, muy limitado en el caso del hidrógeno debido a los elevados costes que supone la infraestructura de almacenamiento a alta presión del gas. Los puntos de carga de los coches eléctricos a baterías son más baratos y se están desplegando con enorme rapidez; además, estos vehículos se pueden cargar en casa.

Por otro lado, en la actualidad la industria de las baterías está viviendo una auténtica revolución con la llegada de numerosas nuevas químicas que permitirán a corto plazo el desarrollo de coches eléctricos con autonomías superiores y tiempos de carga reducidos, eliminando los principales inconvenientes de esta tecnología todavía en plena evolución.

Fuente | The Conversation

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