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Mientras tientan a España con el hidrógeno verde, Australia lo apuesta todo por las baterías

El pasado 19 de mayo el gobierno tramitó el proyecto de Ley del Cambio Climático diseñado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Un proyecto que busca que España logre la neutralidad energética en 2050, y donde habrá una fuerte apuesta por las energías renovables y por el denominado hidrógeno verde.

Este no es otra cosa que el hidrógeno producido mediante energías renovables, y que estará destinado a descarbonizar sectores como las renovables y el transporte, pero también la industria e incluso las viviendas. Pero mientras España valora la gran apuesta por el hidrógeno, en otros lugares están tomando una dirección diferente.

Es el caso de Australia, donde el gobierno ha puesto en marcha un ambicioso proyecto para expandir las baterías de respaldo como la mejor fórmula para estabilizar la red, y también para almacenar los sobrantes procedentes de los parques solares y eólicos.

Una de estas iniciativas supone la expansión en zonas residenciales de ciudades como Perth, de una serie de Powerpacks de Tesla, que permitirán ofrecer un servicio más estable a los habitantes gracias a la creación de una gran batería virtual en la región.

En total Perth ya cuenta con una red de 13 estaciones de 464 kWh cada una, algo que desde las administraciones indican que permitirá sacar el máximo partido tanto a la producción de los grandes parques solares y eólicos, pero también de las instalaciones residenciales.

Aspectos que indican permitirá rebajar de forma considerable el coste de la electricidad a los residentes que en esta fase de pruebas podrán acceder a un máximo de 8 kWh en cada jornada con un coste de 60 céntimos de euro al cambio por día. Un precio que como vemos será muy difícil que pueda mejorarse con el hidrógeno.

Según los responsables del proyecto, cada nueva batería comunitaria proporcionará beneficios inmediatos para la red al equilibrar la demanda, mantener la calidad de la energía en los hogares y negocios locales, e incentivar a que más hogares en el área instalen más paneles solares.

Una expansión conducida desde el sector público que está ofreciendo facilidades a los instaladores, al mismo tiempo que invierte en cubrir con ayudas las instalaciones residenciales de baterías hasta un 50%. Algo que permite a los habitantes de esta región ser cada vez más independientes de la red, al mismo tiempo que aprovechan al máximo las capacidades de los grandes centros de producción renovable que además pueden trabajar con los cada vez más grandes proyectos de baterías que se despliegan en capacidades de cientos de MWh.

Esto tendrá dos impactos directos y muy importantes. Por un lado con la incentivación del autoconsumo residencial mediante sistemas fotovoltaicos se reduce el consumo necesario de la red de estas zonas, creando un sistema más capilar que se ve reforzado por el respaldo de baterías tanto en el hogar como estacionarias. Algo que reducirá el coste energético para las viviendas.

Por otro lado con esta expansión, la energía procedente de las fuentes renovables de los grandes parques puede ver como se reduce la demanda desde el sector privado, pudiendo aumentar su cuota para la industria, con el consiguiente impacto en la reducción de los costes energéticos que están de plena actualidad en España dentro de los sectores electrointensivos.

Opinión

Un modelo donde el hidrógeno no parece tener el gran potencial del almacenamiento en baterías debido a factores como su elevado coste de instalación, además de los desafíos para su distribución, lo que supondrá en una primera fase unos precios poco competitivos que precisamente no son lo que necesitamos en estos momentos.

A esto sumar el constante descenso del coste de las baterías, en torno a un 8% anual, que provocará que las inversiones a medio plazo que se aprueben ahora tendrán un coste menor que el actual. Algo que aumentará la competitividad de los países que apuesten por ellas, mientras que los que hayan optado por centrarse en el hidrógeno habrán gastado grandes cantidades de dinero en un sistema menos eficiente y más costoso.

Tampoco parece que el transporte vaya a ser una solución para el hidrógeno ya que caminamos hacia un transporte electrificado mediante vehículos a batería, que no aprovechará los excedentes del hidrógeno, y que se recargarán principalmente con electricidad de bajo coste procedente de las renovables, sin intermediarios ni procesos que aumenten sus costes. Algo que relegará al hidrógeno a pequeños nichos como el transporte más pesado.

Una apuesta por las baterías que podría tener un efecto positivo más, y sería la posibilidad de apostar por la I+D y la producción propia para satisfacer un mercado cada vez más amplio en cuanto a aplicaciones más allá del transporte, con el impacto en cuanto a puestos de trabajo.

Fuente | Westernpower

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