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El alquiler de batería, un formato en desaparición que ya no es obligatorio en ninguna marca de coches eléctricos

Cuando entre 2011 y 2013 llegaron al mercado los primeros coches eléctricos de Renault, como el Fluence, Kangoo y el Renault ZOE, lo hicieron con un formato de alquiler de batería que supuso todo una revolución tanto en lo positivo, al reducir el coste de entrada de los coches, como en lo negativo, al atar a los clientes con contratos poco transparentes. Algo que perjudicó a este sistema comercial de forma muy especial y que ha creado la imagen de que el precio de los coches eléctricos es muy alto, y que está atado a alquiler de su batería.

Y es que seguro que muchos habremos estado involucrados en una conversación donde algún crítico con los coches eléctricos ha sacado como argumento contrario a los mismos que el coche se vende con la batería en alquiler, aunque no sea cierto. Un formato que han adoptado otras marcas como Smart, o Citroën con el e-Méhari.

Pero que poco a poco han ido desapareciendo o dejando lugar a un formato donde el cliente puede seleccionar qué formato se adapta mejor a sus necesidades.

En una primera fase el alquiler de la batería supuso una alternativa a una tecnología de baterías que estaba dando sus primeros pasos en la producción masiva de coches. Un aspecto que supuso que algunas marcas prefiriesen cubrirse la espalda con un formato donde el cliente no era el propietario de la batería, teniendo que pagar un alquiler por ella y a cambio gozaba de una garantía ilimitada.

En caso del Renault ZOE, si la batería se degradaba hasta un 75%, independientemente de los kilómetros o los años que llevase recorrido el vehículo, el cliente recibiría un cambio por un pack nuevo. Algo que no sucede con la batería en propiedad que cuenta con una garantía de 8 años o 160.000 km.

Pero con el paso de los años, el ZOE ha demostrado que su batería cuenta con una importante robustez que ha permitido estimar su vida útil en un mínimo de 10 o 12 años. Pero incluso para esa fecha el vehículo seguirá funcionando, con una inevitable degradación que reducirá la autonomía, pero seguirá ofreciendo sus servicios.

Algo que ha mejorado con la llegada de la nueva versión de 41 kWh en 2017, que permite que esta degradación se produzca en un plazo de tiempo más largo, manteniendo el coche unas buenas cifras incluso con el paso de los años incluso más allá de los 8 años de garantía que ofrece el modelo francés, que comparte con el Smart que reduce el kilometraje a los 100.000 km.

Ahora Renault incluso está ofreciendo a los clientes de las primeras unidades del ZOE el comprar la batería, pagando una cantidad que dependerá del número de kilómetros y años que han estado pagando dicho alquiler, y que permite en la práctica dejar de pagar este arrendamiento en caso de que el rendimiento del vehículo sea lo suficientemente satisfactorio para su cliente, y que no quiera eternizar ese pago mensual.

Esto nos lleva a la conclusión de que el formato del alquiler de la batería ha sido una interesante herramienta en una primera generación, pero este ha ido desapareciendo paulatinamente entre las marcas. Incluso en Renault ya no es posible configurar un modelo con batería en alquiler. Algo que se ha visto beneficiado tanto por el buen resultado a largo plazo de las baterías de LG, como por la puesta en marcha de los programas de ayudas públicas que han realizado el trabajo de reducción de coste de acceso que hasta ahora hacía el alquiler.

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