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Un poco de historia. Opel Kadett Impuls I. El abuelo del Corsa e cumple 30 años

Prácticamente todas las marcas tienen en su historial un desarrollo de coche eléctrico que en su momento se convirtieron en un ejemplo de vanguardia tecnológica, pero que por desgracia no supusieron la semilla de una oferta comercial. Son prototipos que nos hacen ver lo que pudo ser de contar con una mayor ambición de los fabricantes que hace ya 30 años presentaban modelos como el Opel Kadett Impuls I.

La marca alemana, hoy parte del grupo francés PSA, diseñó en su momento este prototipo con fines de investigación para experimentar con alternativas a los modelos diésel y gasolina. La idea era averiguar como un coche eléctrico usando la tecnología disponible en aquel momento se adaptaría a un uso principalmente pensado para las zonas urbanas. Las condiciones a los diseñadores eran: mantener al máximo el espacio interior y del maletero respecto al modelo convencional.

Opel desarrolló el Kadett Impuls I en cooperación con la empresa de energía RWE y el fabricante de baterías SAFT, que curiosamente hoy vuelven a encontrarse mediante un consorcio para levantar dos fábricas de baterías, una en Alemania y otra en Francia.

Opel Kadett Impuls I

Este Kadett eléctrico contaba con un motor de corriente continua de 100V que se conectaba a las ruedas delanteras y que rendía una potencia de 13 kW (22 cv), suficientes para alcanzar los 50 km/h en 10 segundos, y una velocidad máxima de 100 km/h.

Las baterías por su parte era un pack formado por celdas de níquel-cadmio, que estaban situadas bajo un maletero que perdía algo de capacidad por culpa de esta ubicación, pasando de 390 litros del modelo convencional a 330 del eléctrico. Pesaban un total de 310 kg, y su capacidad llegaba a los 14,3 kWh. Una batería que le permitía lograr una autonomía de 80 kilómetros con cada carga, necesitando 5 horas para una carga completa. Cifras que parecen encajar perfectamente con una circulación puramente urbana.

Un prototipo que contaba con elementos como frenada regenerativa, todo en un conjunto que en 1990 podía ofrecer un punto de partida muy interesante para seguir desarrollando la tecnología de motores y baterías. Pero como todos sabemos, los fabricantes optaron por otros derroteros donde han centrado exclusivamente sus esfuerzos en los motores de combustión.

Y es que incluso con el lanzamiento de su primer coche eléctrico moderno, el Opel Ampera-e, el fabricante por entonces parte de General Motors usaba tecnología de terceros y que además estaba desarrollada por una empresa sin división de automoción como es la coreana LG. Algo que nos indica el abandono total que sufrió el programa eléctrico en Opel estas últimas décadas.

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Fuente | Opel

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