Han pasado ya veintiocho años desde aquel fastuoso 1992 en el que Sevilla acogió la Exposición Universal, Madrid se convirtió en Capital Europea de la Cultura y Barcelona celebró los Juegos Olímpicos. Casi tres décadas después, la marca española SEAT ha decidido desempolvar uno de los emblemas de aquel año: el Toledo eléctrico que ejerció de coche guía durante la Maratón.
El SEAT Toledo eléctrico de los Juegos Olímpicos, cuya existencia se debe a que el reglamento obligaba a que el coche guía de la Maratón fuera cero emisiones, fue desarrollado en un tiempo récord de apenas tres meses y matriculado primero en Alemania, pues en aquel momento no había un procedimiento específico para matricular coches eléctricos en España.
El modelo contaba con dieciséis baterías de plomo-gel alojadas en una «bañera» en el maletero. El coche tenía una velocidad máxima de 100 km/h a pesar de su poco prestacional motor de 22 cv (16 kW), y tardaba 28 segundos en hacer el 0 a 70 km/h. La autonomía en ciclo urbano era de unos 50 km, por lo que resultaba ideal para la Maratón, de poco más de 42 km.
Para contrarrestar el peso extra SEAT tuvo que dotar al Toledo de unos frenos de tambor sobredimensionados, pues las baterías añadían la friolera de 500 kg al conjunto. Debido a que no pudo testarse en carretera abierta, el coche fue puesto a punto en bancos de prueba con los parámetros captados por otro modelo.
Por su 70 aniversario, SEAT ha decidido juntar este Toledo tan especial con su coche eléctrico más reciente, el Mii electric, con el que ha vuelto a subir a Montjuic. Las diferencias entre uno y otro son acusadas, pues el Mii electric eclipsa por completo a su ancestro tanto en prestaciones como en autonomía (promete un rango de 260 km bajo el ciclo de homologación WLTP a pesar de que sus baterías «solo» pesan 250 kg).
Isidre López, responsable de SEAT Coches Históricos, ha confirmado que el Toledo eléctrico ha sido remodelado antes de acometer la subida a Montjuic: «El SEAT Toledo eléctrico es una de las joyas que tenemos en el museo. Nuestros vehículos no son solo piezas de exposición, queremos que funcionen, que conserven su alma. Hemos sustituido las antiguas baterías de plomo-gel y actualizado el sistema eléctrico. Se hizo un gran trabajo en 1992 y el coche funciona perfectamente y ahora sí, podría hacer alguna que otra maratón más».
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