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Las startups de coches eléctricos cada vez tienen mayor valor bursátil. ¿Cuándo estallará la burbuja?

El pasado 10 de junio, la startup Nikola, especializada en camiones eléctricos (tanto con pila de combustible de hidrógeno como con baterías), alcanzó un valor bursátil de 33.000 millones de dólares tras su salida al mercado, superando con ello a Ford a pesar de que la recién llegada todavía no había entregado ni un solo vehículo, frente a los más de cinco millones anuales de la histórica marca estadounidense.

Otras iniciativas similares como Fisker, Xpeng o Canoo también han seguido los pasos de Nikola, si bien la palma se la lleva Tesla, cuyas acciones han subido tanto en los últimos meses que ha llegado a superar a Toyota como el fabricante de automóviles más valioso del mundo… a pesar de que los japoneses venden más de diez millones de unidades al año, frente al medio millón que Tesla quiere alcanzar para finales de 2020.

Además de Tesla, otro buen ejemplo lo encontramos en la china NIO, cuyo valor en Estados Unidos ronda los 37.000 millones de dólares, frente a los 71.500 millones del Grupo Volkswagen o los 50.000 millones de General Motors, grupos mucho más grandes, con mayor capacidad, recursos y ventas. ¿Es sostenible esta tendencia?

Algunos analistas creen que los valores de estas startups están tan separados de la realidad de sus ganancias que la situación podría terminar colapsando, igual que ocurrió con la burbuja de las puntocom a principios de siglo. Los inversores no suelen estar bien informados de situación real de estas startups, pues la mayoría de ellas han accedido al mercado bursátil a través de la fusión con una SPAC, un proceso bastante rápido con el que además se evita divulgar cierta información que normalmente se requiere en estos procesos.

Algunos informes señalan además que los inversores confían en el coche eléctrico pero no en los fabricantes tradicionales, pues el mercado de valores considera que las marcas «de la vieja economía» no serán tan relevantes en la transición a la nueva movilidad. Sin embargo, esto probablemente sea refutado a corto plazo, pues los grandes grupos tienen músculo financiero, capacidad de producción y experiencia de manufactura, elementos de los que carecen la mayoría de nuevos jugadores.

Startups como Fisker o Nikola además están fracasando a la hora de crear valor adicional por sí mismas, pues sus primeros modelos, el SUV eléctrico Ocean y la pick-up Badger, serán creados a partir de plataformas de origen Magna y General Motors respectivamente. Por el momento todo parece indicar que solo Tesla y NIO cuentan con elementos que respalden su elevado valor (la primera cuenta con su red de Supercargadores y la segunda con más de cien estaciones de intercambio de baterías en China, por ejemplo).

Fuente | Autocar

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