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La sueca Altris desarrolla una batería de sodio que competirá en precio con las litio-ferrofosfato (LFP)

La carrera por desarrollar mejores baterías no sólo supone buscar mayores densidades energéticas, sino también mejorar aspectos como el precio y la sostenibilidad. Dos aspectos que la startup sueca Altris asegura haber logrado solucionar con sus nuevas baterías de iones de sodio.

La clave de estas es su composición formada por un único metal (hierro) mientras que el resto de componentes son aire, agua de mar y madera. Algo que las convierten en una alternativa que han catalogado como «excepcionalmente sostenibles» además de seguras.

Según el profesor Josh Tomas, director ejecutivo y fundador de LiFeSiZE, una empresa derivada de la Universidad de Uppsala y asociada con Altris: “Hemos fabricado estas baterías de iones de sodio con el mismo equipo de producción y tecnología que utilizamos para la fabricación de baterías de iones de litio. Se han fabricado celdas de batería de tamaño comercial con una capacidad de 1,3 Ah y con voltaje de 3,1 Voltios”.

Esto quiere decir que además de económicas y sostenibles, la producción de estas celdas no supondrá apenas cambios en las actuales líneas de fabricación de baterías. Otro importante punto a favor.

El objetivo es poner en marcha una alternativa más capaz y económica a las baterías de litio-ferrofosfato. Un sistema asentado en el mercado ante lo que Altris propone un tipo de baterías con mayor facilidad a la hora de encontrar materias primas para su producción, así como una mayor potencia.

De momento las baterías LFP son más competitivas en aspectos como el precio, y la vida útil. Apartados que desde Altris indican podrán superar en 2023 con la nueva generación de sus baterías que supondrán una verdadera revolución si cumplen todo lo prometido.

El resultado según los desarrolladores será una tecnología de baterías con elevadas cifras de densidad energética, a precios competitivos, sin comprometer la sostenibilidad, la fiabilidad o el rendimiento. Y además que no requerirá grandes inversores por parte de los actuales fabricantes.

Una combinación que suena demasiado buena para ser cierto, y que supondría un importante paso adelante no sólo para hacer más económicas las baterías, sino también para hacerlas algo más sostenibles.

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Fuente | Innoenergy

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