La transformación está en marcha y la carrera por inundar el mercado con nuevas propuestas de vehículos eléctricos para todos los gustos hace tiempo que comenzó, por lo que toca correr para quienes se habían quedado parados a la espera de acontecimientos.
La fábrica francesa de Tremery que pertenece al grupo Stellantis, es la más grande del mundo en cuanto a fabricación de motores diésel se refiere. Las instalaciones que pertenecen al grupo francés PSA han iniciado su transformación hacia la producción de los grupos propulsores de una movilidad que dista mucho del gasóleo.
Nada tienen que ver un motor eléctrico si lo comparamos con uno alimentado por combustible diésel. Un ejemplo viene por la forma de entregar la potencia, o la ausencia de ruido alguno, especialmente del poco agradable y característico sonido de propulsores creados por el ingeniero alemán Rudolf Diesel.
Pero si por eficiencia, silencio y por capacidad de entrega de par el motor eléctrico barre por completo al de gasóleo, donde verdaderamente sobresale el primero es a la hora de contabilizar las emisiones de gases efectos invernadero y, especialmente, del óxido de nitrógeno (NOx) que sale del tubo de escape de cada coche alimentado por gasóleo.
Cero emisiones contra toneladas de CO2 y NOx
Un coche eléctrico puro, es decir alimentado por baterías exclusivamente (BEV), emite absolutamente cero CO2 y NOx durante su funcionamiento, algo que nunca ha podido decir su contraparte térmica diesel, ni tampoco sus primos hermanos los motores de gasolina.
La señal de que una era toca a su fin viene esta vez de la decisión tomada por parte de Stellantis de transformar la producción de la fábrica de Tremery, hacia un nuevo concepto de grupos motrices no contaminantes. Esto representa el profundo cambio que están experimentado los viejos fabricantes de automóviles.
La factoría francesa pasará de producir 180.000 motores eléctricos en 2021 para alcanzar, según las previsiones del grupo, a las 900.000 unidades al año en 2025, momento en que dirá adiós para siempre a la producción de de motores diésel.
Pero esto no supondrá según la La Plataforma Automotriz (PFA) un gran impacto para los puestos de trabajo si se logra compensar con las sustituciones naturales y la transformación a los sistemas eléctricos. Desde esta plataforma indican que se estima la pérdida de unos 15.000 puestos de trabajo relacionado con el descenso de producción de los motores diésel, en un mercado que da empleo a 400.000 personas en Francia.
Los fabricantes cambian de rumbo
El paso del antiguo grupo PSA, ahora Stellantis, sigue el camino de Fiat-FCA que forma parte del nuevo grupo anteriormente citado. La parte italiana ha transformado su mítica Mirafiori, fábrica sita en Turín, en un centro de excelencia de la movilidad cero emisiones, del que FCE ha anticipado diversas alternativas de alto interés, incluidas las tecnologías V2G que se están desarrollando in situ.
Por su parte Renault ha indicado la transformación de sus instalaciones de Cleon que están pasando de fabricar motores diésel, a sistemas híbridos, para terminar produciendo unidades motrices 100% eléctricas.
Fuente | Reuters
