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Los inversores institucionales huyen de las petroleras en busca de beneficios ‘limpios’

El verdadero impulso que las energías renovables, la descarbonización de la economía y la transición hacia la nueva movilidad, posiblemente no venga motivado porque esta es la mejor opción para la sostenibilidad de la sociedad en el largo plazo, sino por la oportunidad de negocio que la economía 4.0 ofrece a los mercados.

A raíz de un artículo publicado en portal OilPrice.com que revela la retirada de las grandes gestoras de fondos del mercado del petróleo, tras hacerse pública la noticia de que BlackRock (NYSE: BLK) había decidido multiplicar por diez sus inversiones en ESG (Ambiental, Social y Gobernanza) alcanzando los 1.000 millones de dólares en una década, surgen los primeros indicios de un cambio a nivel global en los mercados.

BlackRock es una empresa de gestión de inversiones estadounidense, considerada como la más grande del mundo en gestión de activos superando a los 7 mil millones de dólares en fondos globales.

Junto a esta famosa y controvertida gestora de fondos, existe un número mayor de grupos de inversionistas que están exigiendo a las compañías en las que participan con sus fondos que aumenten su compromiso y acciones hacia una energía limpia.

La descarbonización vende

Los consejos de administración de las grandes compañías deben convencer a los mercados y los inversores de todo el mundo para que confíen en sus empresas. Estos, en los últimos tiempos, han cambiado la perspectiva de sus inversiones exigiendo un compromiso definido en pos de la descarbonización de la economía.

Los bancos privados y gestores de fondos de inversión se ven interrogados por sus clientes, cada vez más, con demandas sobre el compromiso medioambiental de sus inversiones. El siglo XXI está trayendo una nueva mentalidad donde no todos los mercados son bien vistos y las inversiones deben tener una política activa acorde con el cambio de modelo que demanda la sociedad.

Un ejemplo de esto lo tenemos con el caso de la petrolera Exxon Mobil Corp. (NYSE: XOM) donde los fondos de cobertura luchan por adjudicarse dos pares de puestos en la junta directiva, con el fin de dar un golpe de timón al futuro de la compañía y la forma de hacer negocios de esta.

El mercado está tomando una posición firme respecto a la nueva economía de la descarbonización y las oportunidades que esta trae consigo. Los grandes inversores están tratando de influir decisivamente en el comportamiento de las grandes petroleras.

Cuando esto no es posible, la mano dura pasa por abandonar las posiciones en esas compañías con el impacto económico, de imagen y en la cotización bursátil que eso lleva consigo. Recientemente un fondo de pensiones de 226 mil millones de dólares del estado de Nueva York ha hecho públicos sus planes para desinvertir por completo sus posiciones en las reservas de petróleo y gas en los próximos años.

Cada retirada de las inversiones del conocido en Estados Unidos como Big Oil es una nueva victoria para las tecnologías de la economía 4.0 y las energías limpias y renovables. El hambre que está mostrando el mercado con Tesla (NYSE: TSLA), Nio (NYSE: NIO) y otras nuevas compañías que están trayendo y forzando la renovación de la movilidad al mundo, retrata las ganas del mercado de apostar por una nueva forma de negocios con altos márgenes de beneficio que, de paso, contribuyen a la mejora de las sostenibilidad, la salud, y el futuro del medioambiente.

El cambio de paradigma parece estar llegando a los mercados financieros y el valor seguro del Big Oil se está convirtiendo, año tras año, en inversiones arriesgadas frente a la fortaleza de las empresas que apuestan por el futuro con planes de reconversión donde las emisiones son un lastre y no una oportunidad de negocio.

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