¿Quieres estar informado diariamente con las últimas novedades del mundo del motor?

Ahora no Permitir

Los nuevos Audi A4, A6 y A8 serán los últimos de una estirpe. El castillo de naipes térmico se desmorona

El futuro del automóvil es eléctrico guste o no guste. Desde los consejos de administración de los grandes constructores comienzan ver la transición como algo inevitable puesto que la perseverancia del viejo negocio basado en la combustión interna, que deja tras de sí emisiones nocivas para la salud y el medioambiente, no tiene futuro.

El último informe filtrado en Alemania pone fecha de caducidad al núcleo duro de la producción de Audi y espina dorsal de la marca nivel de imagen. Los modelos A8, A6 y A4 tienen marcado en el horizonte el final de su existencia como coches propulsados por combustibles fósiles.

Si bien los planes de Markus Duesmann, máximo responsable de Audi, no son todo lo ambiciosos en el plano temporal que gustaría a la comunidad y clientes que apuesta por la movilidad eléctrica, marcan los pasos a seguir por la compañía para dejar atrás el motor que les ha propulsado durante más de 110 años.

Para Duesmann, según el medio germano Manager Magazin las nuevas versiones de Audi: A4 y A6 llegarán en 2023 serán estas las últimas en utilizar motores de combustión interna, tanto si están apoyados por sistemas híbridos como si no.

Pero si el plan de abandonar los coches generadores de emisiones nocivas en 2030 era conocido ampliamente, para el dirigente existe la posibilidad de que la fecha del fin de una era se adelante en el calendario.

La industria cambia de rumbo

La misma suerte que los modelos de gama medio alta le tocará correr al buque insignia de Audi. El A8 tendrá una última actualización a finales del presente año. Pero en un mercado que se electrifica desde el nivel premium hacia abajo, la lluvia de modelos 100% eléctricos de alta gama ponen las cosas difíciles a los de Ingolstadt, que ya preparan la ofensiva cero emisiones al más alto nivel junto con Porsche y Bentley con la creación de Artemis.

En todo el grupo Volkswagen son conscientes que tras las elecciones federales de Alemania previstas para otoño, la clase política girará hacia al amovilidad eléctrica sin mirar atrás, por lo que cualquier inversión en motores de combustión interna, sistemas híbridos, etc., terminarán en saco roto, perdiendo de paso la oportunidad de ser líder para convertirse en perseguidor.

La parte triste de esta historia es la constatación de la realidad de un sector que no ha querido ver, pese a los avisos, que el futuro es inevitablemente eléctrico y cero emisiones.

Lamentablemente, a pesar de Tesla que si apostó por el futuro y ha hecho las inversiones adecuadas en el momento oportuno, no ha sido suficiente para dar la vuelta al mercado por completo y precipitar los acontecimientos.

La idea de Elon Musk de servir de electroshock que despertara del coma en el que toda la industria del automóvil tradicional vivía, ha precipitado las cosas pero no ha permitido que se acorten los plazos como le hubiera gustado al manager que quiere colonizar Marte.

La industria ha cambiado de rumbo, las noticias de Renault, Artemis, PSA, General Motors, Ford y la llegada de los fabricantes eléctricos chinos a las puertas de las fronteras europeas, son signos de la revolución que cambiará por completo uno de los sectores más antiguos y poderosos dela era moderna.

¿2030 es demasiado tarde?

La industria del automóvil es vital para la economía de la Unión Europea y la prosperidad de todo el viejo continente. Por el momento el futuro a corto plazo sigue estando dominado por coches que queman y quemarán gasolina o gasóleo, durante los años venideros para funcionar, aunque poco a poco irán desapareciendo a medida que se acerca el final de la década.

El problema es que 2030 queda aún muy lejos, dando la sensación de que todo el sector ha perdido una década. Esto tienen como repercusión postergar como mínimo veinte años más las emisiones de millones de automóviles y los problemas derivados de la dependencia energética, la lucha por combatir el cambio climático, la descarbonización de la economía y la sostenibilidad de los entornos urbanos.

De haber actuado antes el proceso de transición hubiera podido generar nuevas oportunidades de negocio y empleo que hubieran contrarrestado parte de los efectos de las crisis económicas vividas durante este siglo, catapultando al futuro una industria que arrastra millones de puestos de trabajo directos e indirectos a lo largo y ancho de todo el continente.

El giro dado al timón por Audi demuestra que pesa a sacar una nueva generación de coches térmicos como los A4 y A6, estos nacerán con el estigma de ser los últimos de una tecnología que ha convivido entre nosotros durante más tiempo del debido.

Ni siquiera el último intento desesperado de los híbridos enchufables parece servir para prorrogar una era que toca su fin. Audi ya ha tomado una decisión, el resto parece que también, pero los números de coches eléctricos fabricados anualmente en todo el mundo sigue siendo baja, muy baja en comparación con sus primos lejanos térmicos.

Compártelo: Compartir en WhatsApp Compartir en Menéame