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Australia ya trabaja en levantar la batería de respaldo más grande del mundo. 1.200 MW, diez veces la de Tesla

La idea de almacenar los sobrantes procedentes de las fuentes renovables en baterías es un sueño que muchos han tachado de imposible. Pero con la evolución de la tecnología, su aumento de densidad energética y sobre todo su reducción de costes, hace que esta posibilidad sea no solo real, sino cada vez más factible. Como ejemplo tenemos la última iniciativa que nos llega de Australia, donde ya preparan un mega proyecto que pondrá en marcha la batería de respaldo más grande del mundo.

Esta se instalará en el estado de Nueva Gales del Sur, y constará de nada menos que 1.200 MW, mientras que la capacidad todavía no se ha determinado. Una cifra que podemos comparar con los 50 MW con la que contaba en sus inicios la batería de Tesla en Hornsdale, Australia del Sur, que posteriormente se amplió hasta los 100 MW y 150 MWh de capacidad.

En total el proyecto supondrá movilizar unos 2.400 millones de dólares, y además este se unirá a una serie de iniciativas en la región que tiene en marcha otros tres grandes parques de baterías, y que sus promotores esperan les permita crear una red virtual que alcance una capacidad combinada de unos 2.000 MW.

Los sistemas de baterías aceleran la bajada de costes de las energías renovables

Esta además se complementará con la puesta en marcha de una serie de instalaciones fotovoltaicas en tejados de diferentes industrias, que supondrá la puesta en marcha de 1.500 MW.

Unos proyectos que desde el gobierno se indica son clave para un futuro sin emisiones, y que además se están realizando sin la necesidad de poner en marcha ayudas públicas gracias al fuerte interés de los inversores que permiten cubrir el presupuesto sin mayores dificultades.

Estos parques de baterías que sus promotores indican jugarán un papel clave en la transición energética, permitiendo cubrir los huecos de las intermitencias de las renovables, y facilitando el ambicioso objetivo de cerrar la enorme central térmica de Liddell, dotada de una capacidad eléctrica combinada de 2.000 MW.

Otra de las consecuencias de la puesta en marcha, o simple anuncio, de este tipo de instalaciones son las dudas que le entran a la industria del gas y el petróleo de cara a sus futuras inversiones. En este caso la iniciativa está poniendo en riesgo el proyecto de levantar una gran planta de gas en la región por parte de las compañías AGL Energy y EnergyAustralia. Incluso aquellos que proponen lo mismo para reemplazar con gas la producción de la propia térmica de Liddell también están comenzando a dudar de su viabilidad futura si se expanden las económicas baterías.

Las energías renovables y los coches eléctricos. Una oportunidad demasiado grande que no debemos dejar pasar

Y es que además del bajo coste operativo de las baterías, su rápida construcción es también otra preocupación para la industria de los combustibles fósiles. Según los promotores de este nuevo parque, está previsto que la construcción comience a principios de 2022 y que entre en funcionamiento ya en 2023. Apenas un año para terminar la obra y ponerla en funcionamiento.

Desde el gobierno de Australia, se ha indicado que la red eléctrica necesitará entre 6GW y 19GW de nueva capacidad eléctrica flexible durante las próximas dos décadas, para de esa forma poder cubrir la producción de las plantas de carbón que se van a ir cerrando, y que esperan sean sustituidas por energía eólica, solar, y baterías.

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Fuente | NCW

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