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La exportación de «coches sucios» podría perjudicar los objetivos climáticos mundiales

La progresiva sustitución de los coches con motor a combustión por coches eléctricos es uno de los pilares que el presidente estadounidense Joe Biden tiene en su agenda. Este objetivo se enmarca dentro de los planes que Estados Unidos ha presentado para combatir la emergencia climática

Sin embargo, continuar con la exportación de coches de combustión podría perjudicar la estrategia mundial para la lucha contra el calentamiento global. Cada año, Estados Unidos exporta miles de sus antiguos y contaminantes coches de gasolina a países en los que las regulaciones medioambientales son casi inexistentes. En otras palabras, los coches que no podrían homologarse en el país, son exportados.

«La contaminación causada por esos vehículos no termina cuando abandonan Estados Unidos,» afirmaba Dan Becker, responsable de la campaña para el transporte climático seguro del centro para la diversidad biológica. A nivel global, existen unos 1400 millones de coches en las carreteras, y se espera que se duplique para el año 2050. El 90% de este aumento vendría de la creciente popularidad de los coches de segunda mano que son importados por los países emergentes.

Esto podría suponer que las emisiones debidas al transporte rodado (que actualmente suponen un cuarto de las emisiones globales) también se dupliquen en 2050 si no se aborda el problema. El impacto de los «coches sucios» en los países emergentes podría tener graves consecuencias a nivel global, pero también graves problemas de salud para los habitantes de esos países. 

Según un estudio de E&E News, realizado entre 2015 y 2018, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea exportaron más de 14 millones de coches usados, la mayoría de ellos a África, Oriente Medio y América Latina. En Kenia o Nigeria, más del 90% de los vehículos son importaciones usadas. En países como Uganda, la antigüedad de los coches diésel importados en 2017 era superior a los 20 años.

Otros países como Brasil, Egipto o India, han comenzado a reducir drásticamente las importaciones de este tipo de vehículos. Isla Mauricio, prohibió los coches de segunda mano con antigüedades superiores a los tres años e implantó una tasa al carbono. Como consecuencia, las importaciones de eléctricos e híbridos aumentaron considerablemente.

Todavía no existe un estándar regional o global para controlar el mercado de vehículos usados. De Jong, miembro de la ONU, dijo que debería haber un enfoque simplificado para frenar la venta de vehículos inseguros e ineficientes. «El riesgo de no hacer esto es no cumplir con el acuerdo climático de París.» Este acuerdo tiene como objetivo mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados.

Los vehículos eléctricos representan actualmente el 5% de las ventas mundiales de automóviles. Ese número deberá aumentar al 60% para 2030, según la IEA. Además, la venta de vehículos convencionales que funcionan con gasolina y diésel deberá terminar sobre 2035.

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Fuente | E&E News

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