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Los modelos de negocio antiguos, un lastre para el coche eléctrico

Las ventas de coches eléctricos se están incrementando en los mercados de todo el mundo. Sin embargo, los modelos de negocio antiguos, heredados del vehículo de combustión, pueden ser un lastre para el despliegue de esta nueva tecnología.

Así se desprende del estudio ‘El caso del mercado de la movilidad eléctrica: investigación de modelos de negocio del vehículo eléctrico para su adopción masiva’. Elaborado por la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y las unidades británicas de Sussex y Oxford, cuenta con entrevistas a expertos de 201 instituciones de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.

En él se recoge que el coche eléctrico se enfrenta a una batalla cuesta arriba porque ni sus precios ni sus líneas de producción son rentables. No obstante, demasiadas compañías tienen interés en la forma actual en la que se fabrican y se venden los coches y han invertido ingentes cantidades de dinero en ello como para ahora tirarlo todo por la borda.

Pese a la pandemia, las ventas de coches eléctricos se incrementaron un 41% en 2020. Gracias a que todas las marcas han continuado lanzando modelos eléctricos de baterías e híbridos enchufables. Además, han obligado a los concesionarios a incentivar la compra de esta clase de automóviles.

Producción del ID.3 100% eléctrico de Volkswagen.

Ingresos de los concesionarios

Ahí está uno de los problemas. Los centros de distribución obtienen cerca de un 50% de sus ingresos de las actividades de posventa y mantenimiento. Esta facturación corre peligro con el despliegue del coche eléctrico, ya que los modelos cero emisiones requieren entre un 80% y un 90% menos de mantenimiento que un vehículo de combustión.

Uno de los participantes en la investigación señaló: «Si tuviese un concesionario, les diría a mis muchachos ‘Hola chicos, vended coches de gasolina, el margen está ahí’. Sería una estupidez decir ‘Chicos, concentraos en los coches eléctricos, no obtendremos nada cuando lo vendamos o muy poco«.

Otro de los entrevistados explicó que los vehículos cero emisiones suponen un 80% de ahorro en su mantenimiento. Se acabaron los cambios de aceite, de filtros o de tubo de escape. «¿Cómo vamos a ganar dinero cuando tengamos principalmente vehículos eléctricos?», lamentó.

Factorías de ensamblaje

Por su parte, la falta de rentabilidad de los vehículos eléctricos proviene también de las inadecuadas líneas de montaje. Esto podría atribuirse a la falta de inversión en este aspecto. La llegada del coche enchufable tiene que encajar, o al menos no alterar por completo, la estructura de la industria automovilística. Esta estrategia hace que su producción sea ineficiente e inadecuada para sus características específicas.

Por todo ello, el estudio defiende que uno de los modelos de negocio que permitiría a los consumidores acceder a un vehículo eléctrico de marera más asequible podría ser a través del arrendamiento flexible. Los concesionarios podrían especializarse en ofrecer esto. Un modelo principal se alquilaría con un coste fijo al mes, que permitiría tener acceso a otros vehículos cuando hiciese falta. Un automóvil eléctrico por la semana, un todoterreno los fines de semana y un descapotable en verano.

El informe también prevé un futuro con menos concesionarios que vendan una o dos marcas. Estos establecimientos operarán como centros de consulta para la movilidad y la recogida y entrega de vehículos.

Fuente | FleetEurope

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