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Prueba FCE. ¿Qué autonomía consigue el Opel Corsa-e a 100 km/h?

Corría el año 2017, y el Opel Corsa E (quinta generación) comenzaba a acusar el paso del tiempo. No en vano, este modelo no dejaba de ser una actualización del antiguo Corsa D (cuarta generación) de 2006, por lo que a pesar de datar de 2014, a la hora de la verdad el utilitario de la firma del rayo se comenzaba a ver desfasado frente a una competencia que cada vez apretaba más.

Por aquel entonces Opel tenía casi finalizado el desarrollo del Corsa F (sexta generación), cuyas fotos espía llevaban meses haciendo acto de presencia en los principales blogs del mundo del motor. Sin embargo, su lanzamiento se vio truncado de forma inesperada por un movimiento que dejó a todo el mundo sorprendido: tras décadas bajo su órbita, General Motors decidió vender Opel a PSA (grupo renombrado como Stellantis tras su fusión con FCA), abandonado de facto el mercado europeo para centrarse en otras regiones más rentables.

A pesar de que el Corsa F estaba ya listo para ser lanzado, al haber sido desarrollado con tecnología General Motors, PSA tendría que pagar royalties a la antigua matriz de Opel durante toda la vida comercial del modelo. Por ello, decidieron cancelar su comercialización y comenzar a desarrollar un nuevo Corsa desde cero utilizando sus propios recursos.

Para agilizar al máximo el trabajo, PSA decidió tomar como punto de partida el Peugeot 208 de segunda generación, cuyo desarrollo estaba ya muy avanzado: Opel solo tuvo que cambiar los paneles de la carrocería y el diseño del salpicadero. Apenas dos años después de la adquisición de la marca, el Opel Corsa F de PSA vio la luz. Para todos aquellos que tengan curiosidad, habría que añadir que el Opel Corsa F de General Motors terminó viendo la luz en China como Buick Excelle, un derivado sedán del nonato utilitario.

A grandes rasgos, los nuevos Opel Corsa y Peugeot 208 son el mismo coche, diferenciándose principalmente por su diseño, más conservador en el alemán y más radical en el francés. Todo lo demás es prácticamente igual, desde sus mecánicas hasta el grueso de sus listas de equipamiento. Esto también se aplica, por supuesto, a sus versiones eléctricas (Opel Corsa-e y Peugeot e-208).

Así, ambos disponen del mismo motor de 136 CV (100 kW) y 260 Nm de origen Continental, así como de un pack de baterías de 50 kWh brutos con refrigeración líquida y celdas NCM 523 de origen CATL. También pueden cargar a 7,4 kW en corriente alterna (aunque opcionalmente pueden equipar un cargador trifásico de 11 kW) y a 100 kW en corriente continua (0-80% en 30 minutos).

El Opel Corsa-e homologa una autonomía de 337 km WLTP. Sin embargo, como los lectores ya sabrán, el alcance en condiciones reales de un coche eléctrico suele ser más bajo que el anunciado por los fabricantes, por lo que para comprobar cuál es su verdadera autonomía a velocidad de autopista, lo hemos sometido a nuestro test de consumo en la M-40.

Esta prueba consiste en dar una vuelta completa a la circunvalación de Madrid a una velocidad constante de 100 km/h. La temperatura ambiente durante el test fue de 20ºC, el climatizador estuvo conectado en todo momento a 22ºC, y circulamos con el modo Normal (hay tres modos de conducción: Eco, de 82 CV; Normal, de 109 CV; y Sport, de 136 CV) y el modo D engranados (desechando con ello el modo B, que incrementa el nivel de retención de la frenada regenerativa).

Durante nuestra prueba, pudimos constatar algunas de las diferencias existentes entre el Opel Corsa-e y el Peugeot e-208. El cambio más llamativo es sin lugar a dudas el salpicadero, no solo porque tenga un diseño específico, sino porque sus acabados y materiales no son exactamente equivalentes, situándose el Peugeot un peldaño por encima.

Aunque la plancha superior del salpicadero está realizada en plástico acolchado, su aspecto está algo menos cuidado. No encontramos detalles como costuras vistas o inserciones en imitación de fibra de carbono, y elementos como la pequeña instrumentación digital de 7 pulgadas tiene un aspecto simple y pobre. Con todo, la decisión de incluir controles físicos para el climatizador nos parece un acierto, pues supone arreglar uno de los principales problemas de ergonomía del e-208.

Con esta comparación no estamos diciendo que el Corsa-e tenga unos malos acabados; al contrario, se encuentra en la media del segmento generalista: es el e-208 el que se sitúa por encima de dicha media, aspirando a un nicho algo más premium que su primo germano.

Otra diferencia que pudimos apreciar durante nuestro recorrido fue el tarado de la suspensión, algo más seco en el Opel que en el Peugeot. Esto es especialmente llamativo si tenemos en cuenta que nuestro Corsa-e equipaba unas llantas de 16 pulgadas, mientras que todos los e-208 que han pasado hasta el momento por nuestras manos contaban con llantas de 17 pulgadas.

Tras recorrer 61 km a una velocidad media de 93 km/h, el Opel Corsa-e logró un consumo de 14 kWh a los 100 km. Esto equivaldría a una autonomía teórica de 329 km, cifra sorprendentemente cercana a los valores homologados. Habría que señalar sin embargo que los coches eléctricos de PSA no muestran el porcentaje de batería restante, por lo que no pudimos contar con dicho dato para lograr unos resultados más precisos.

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